Crítica de 'As Bestas': Ni las putas ni las bestias

Ese detalle ha puesto de uñas contra Isabel, Rodrigo y los demás a unos cuantos gallegos a quienes tmpoco les cayeron bien Os Resentidos y supongo que recibieron igual de mal el 'O que arde' de Laxe y otras historias de cine y literatura. No saben los que ya empezaron a malmeter (nos) en Cannes que crímenes por lindes, por odio atávico, por rencillas ancestrales, por ira contra el forastero los ha habido, habrá y hay por doquier. Recuerden Puerto Hurraco. Recuerden el asesinato del agente forestal en Orozko.

Todos los lugares son igual de malditos o benditos. Como prueba, 'R.M.N', de Mungiu, otra perla turbia.

La ruralidad, la galicidad formatean, sí, el filme de Sorogoyen y los demás. Pero mejor sería que todos nos centráramos en su potencia cinematográfica. Por ejemplo, en ese plano secuencia de diez minutos en el bar (sin estabilizador de cámara, fija, penetrante), que compite, de poder a poder, como si de dos gallos depelea se tratase, con el no menos impactante del propio Mungiu en la propia 'R.M.N' ( 1.200 segundos). Y si hay dos gallos en Perlak, ahi tenemos en Zabaltegi al retador coreano: Lee Chang-dong y los 28' de su tenso corto 'Heartbeat'. Olviden Santaolla. Recuerden Peckinpah. Recuerden que ni las putas tenían tratos con los Anta porque 'olían a mierda'.