Sinceramente, un servidor no tiene opinión definida sobre la inclusión del cine de género en festivales generalistas como este. En principio, parece un signo de apertura de miras. Lo importante es la calidad e interés de cada película, más allá de su género. Pero admitamos ... también que el estreno de 'La abuela' hubiera encontrado un público y ambiente más favorable en la Semana de Terror que entre quienes fueron a verla en la inmensidad del Kursaal, algunos comentando en voz baja que no es el tipo de cine que les gusta.

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'La abuela'

  • Dirección: Paco Plaza

  • Guion: Carlos Vermut

  • Intérpretes: Almudena Amor, Vera Valdez, Karina Kolokolchykova

  • Fotografía: Daniel Fernández Abelló

  • Música: Fátima Al Qadiri

  • Nacionalidad: España-Francia

  • Duración: 100 minutos

En todo caso, esta cuña terrorífica en la Sección Oficial era difícil de cuestionar. A fin de cuentas, Paco Plaza ('[Rec]', 'Verónica') es un autor reputado y creador de imágenes llenas de fuerza. Y el guionista de 'La abuela' es nada menos que Carlos Vermut, Concha de Oro por 'Magical Girl' (vemos un guiño a la misma). Además, ofrece el duelo entre la nueva actriz de moda, Almudena Amor (más brillante que en 'El buen patrón') y la ex modelo Vera Valdez.

Lástima que 'La abuela' tenga sus puntos de interés pero resulte irregular y no ose prescindir del tramo final efectista y desbarrado, tan típico del género. Antes, la película nos presenta a una modelo a punto de triunfar en París, que regresa a Madrid para atender a su abuela, que ha sufrido un derrame cerebral, está ida y no le reconoce. Lo singular de 'La abuela' es su apunte a la inquietud que crea asumir una dependencia ingrata, cuidar de nuestras personas queridas cuando han perdido parte de su esencia. «No me escuchas. No estás. ¿No hay nadie, verdad?», increpa la nieta a su abuela.

Más ampliamente, la película redunda en el paso del tiempo: relojes que se detienen y plantas marchitas; la modelo, tan joven, que ya empieza a ser mayor para su profesión y a la que le sale su primera cana; el miedo a envejecer; el contraste repetido entre su belleza juvenil y la decrepitud esquelética de su abuela. Todo muy pensado y muy estilizado, aunque cuando la querida abuela se convierte en un ser que da miedo haya poco que añadir.

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