Si algo caracteriza al cine de Joachim Lafosse es su, digamos, neutralidad, su afán por no poner asteriscos. El belga presenta situaciones con precisión, intentando captar desde la honestidad las aristas de una realidad que corresponderá al espectador calificar o juzgar. El modus operandi del ... belga funciona muy bien con dos personas en primer plano cara a cara: el «quién puso más» de los divorciados en 'Después de nosotros' o el difícil binomio de vida en pareja y trastorno bipolar en 'Un amor intranquilo'. En 'Un silence', más coral, fragmentaria, alejada de sus personajes y con una estructura más cercana a la investigación detectivesca, va peor.

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La película presenta el caso de un famoso y rico abogado (Daniel Auteuil) que lleva el caso mediático de defensa de los hijos de una familia, del que no se entra en detalles. Pero sobre él, su esposa (Emmanuelle Devos) y sus hijos pesa una historia del pasado que iremos descubriendo, cuando él «fue demasiado lejos» con un hijo, que treinta años después amenaza con denunciarle.

Un Silence

  • Dirección: Joachim Lafosse.

  • Guion: J. Lafosse, Chloé Duponchelle, Paul Ismaël.

  • Intérpretes: Daniel Auteuil, Emmanuelle Devos, Matthieu Galoux.

  • Fotografía: Hensgens Jean-François.

  • Música: Varios autores.

  • Nacionalidad: Bélgica-Francia-Lux

  • Duración: 100 minutos.

Con un arranque innecesariamente confuso situado al final de lo que nos contará, la película va saltando con ritmo de cine de investigación criminal de personaje en personaje, de giro en giro, de interrogatorio en interrogatorio, aportando datos para reconstruir someramente la historia y ser conscientes de cómo el silencio ha marcado el devenir de la familia.

Todo lo cuenta Lafosse con solidez pero cierta frialdad, como mirando a los personajes aún desde más lejos de lo habitual. Son seres aislados hasta visualmente, rodeados de oscuridad, encajados en el plano. La sombría película carece de un punto de vista y parece centrarse alternativamente en el abogado, su esposa y uno de los hijos.

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La excelencia de Auteuil y, sobre todo, de Emmanuelle Devos, la portadora de ese silencio concreto al que hace referencia el título, dan relieve a una propuesta que, a pesar de ellos, se queda plana. Un producto hecho con oficio pero sin pálpito.

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