Un quiero no puedo. Al checo Petro Václav probablemente le gustaría reivindicar la figura de un compositor compatriota del siglo XVIII, Josef Myslivečekm, apodado 'el divino bohemio', con una brillante superproducción que transmitiera mucha pasión amorosa y musical. El resultado, sin embargo, se queda entre ... lo insuficiente, lo anodino y lo simplemente digno.
Publicidad
'Il boemo' sigue los esquemas habituales del género de las biografías de artistas, con su típico ascenso y decadencia. Ciertamente, a Mysliveček le costó abrirse camino en la escena operística de su tiempo (y lo logró curiosamente con la ayuda del rey español Fernando I de Nápoles, que es retratado caricaturescamente). Y, pese a una larga etapa de triunfos en los teatros italianos, acabó olvidado y con el rostro deformado (no quedó claro si por sífilis o por un accidente).
Dirección y guion: Petr Václav.
Intérpretes: Vojtêch Dyk, Elena Radonicich, Barbara Ronchi, Lana Vlady.
Fotografía: Diego Romero Suárez Llanos.
Música: Václav Luks.
Nacionalidad: República Checa-Italia-Eslovaquia.
Duración: 141 minutos.
Historias de este tipo (que tampoco es que resulten novedosas como para participar en el escaparate de un festival) parecen pedir un mayor aparato de recreación. En este caso, la producción va justita. Por momentos, la cámara parece cerrarse sobre sus personajes no por necesidades estilísticas sino porque la ambientación no llega más allá. A ello se suman factores que ya no pueden achacarse a lo económico: la irregularidad en el tono (pasamos de lo trágico a lo grotesco, de lo natural a lo impostado); un guion que, alternando con secuencias musicales, convierte la vida de 'il divino boemo' en una cadena de encuentros amorosos con sucesivas mujeres que aparecen y desaparecen caprichosamente; tampoco ayuda que el protagonista, Vojtěch Dyk, tenga un abanico expresivo cercano al de Patrick Swayze.
En fin, que nada encaja del todo ni merece recordarse, y toca agarrarse a la fuerza, que la tienen, de los abundantes fragmentos de representaciones de óperas de Mysliveček que incluye, por cierto que con la orquesta barroca Collegium 1704, que pasó por la última Quincena Musical donostiarra. Y cuando aparece un niño repipi que dice ser Mozart, intentar no recordar 'Amadeus' como referente.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.