La declaración de amor de Bardem a Penélope Cruz al recoger el Premio Donostia: «Este hombre te dice que te ama y que te quiere»

Cinco años ha tardado Javier Bardem en devolverle a su mujer, Penélope Cruz, la dedicatoria de un Premio Donostia en forma de declaración de amor. El 2019, la actriz española recibió de manos del líder de U2, Bono, la distinción del Zinemaldia y en su discurso dedicó ese premio «al compañero de viaje más maravilloso que se puede tener. Él también estaba en mis sueños y está aquí conmigo». Ayer, 20 de septiembre de 2024 fue el turno de que ese «hombre sus sueños» le devolviera el cumplido a Penélope, y lo hizo con un discurso que será recordado y que hizo saltar las lágrimas no solo a la actriz sino a gran parte del auditorio Kursaal.

«Quiero dedicar este Premio a cuatro personas», comenzó diciendo Javier. La primera de ellas, «mi madre, nuestra madre, que está presente en este teatro y está presente. Y la siento que está feliz». Y después llegó el momento de Penélope. «A una mujer a la que amo y con la que comparto una vida...», empezó Bardem, y ahí se le quebró la voz momentáneamente. «...Y una... Un agradecimiento muy hondo por el ser humano que eres. Y como te responsabilizas de la vida. De la vida de tus hijos, de tu madre, de tus amigos, de la tuya... de la vida en el arte, de muchos que desconoces y por los que sufres. Y de la vida de este señor que está aquí diciéndote que te ama, que te quiere y que te agradece», siguió. Y en ese momento Cruz se echó a llorar sin más remedio ante el aplauso del Kursaal.

«Y esto va para mis niños», siguió tras hacer un guiño al Festival, a Rebordinos y «al maravilloso público». «Leonardo y Luna, los dos seres humanos más maravillosos. Dos ángeles, dos suertes que nos ha tocado poder guiar, enseñarles a que nos se traicionen y que sean honestos con lo que quieren sin que haga daño a nadie. Y nos enseñan a nosotros, a los padres a ser cada día mejores personas y mejores padres. Leo y Luna, os amo y esto (el premio) os lo llevo mañana. Os quiero», remato ese final del discurso Javier Bardem.