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MITXEL EZQUIAGA
Domingo, 19 de septiembre 2021, 02:00
Dice que siempre es un placer volver a Donostia, «la ciudad donde nació mi mujer porque sus abuelos, los Romanones, veraneaban en San Sebastián y ahí nació Natalia», cuenta el cantante en referencia a su esposa Natalia Figueroa. Raphael presenta hoy en el Zinemaldia 'Raphaelismos', ... la serie documental de Movistar que repasa en cuatro capítulos la vida del músico, con numerosos testimonios y nueva documentación.
«Soy absolutamente sincero en todo lo que cuento en pantalla porque no tengo nada que ocultar», asegura en entrevista con este periódico quien es Rafael Martos (Linares, 1943) para el DNI y Raphael para la música. Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, que lograron una estupenda acogida con su 'Anatomia de un dandy' sobre Francisco Umbral, son autores de esta serie que esta tarde presenta uno de sus capítulos en la gala de Movistar en el Victoria Eugenia. La serie se emitirá a principios del año próximo. Los comienzos, el éxito internacional y las sucesivas etapas se recogen en un ágil montaje.
– Quienes ya hemos visto parte de la serie quedamos impactados por su sinceridad: es usted muy valiente al contar también los errores y episodios menos luminosos de su vida.
– No es cuestión de valentía: es que no tengo nada que ocultar. El público que me ha dado su fidelidad a lo largo de mis sesenta años de carrera merece que yo les devuelva mi historia con detalles y sin trampas. He hablado de todo en la serie, también de los momentos duros. Cuando tocó recordar mi enfermedad, mi trasplante de hígado, aquella decisión terrible, tuve que pedir que pararan las cámaras un momento: me removía todo. Pero luego seguimos grabando. Porque visto desde hoy aquel episodio sirvió para empezar «la segunda parte» de mi vida, que ha sido la mejor. Estoy acostumbrado a llevar las riendas de las cosas. Cuando tuve la enfermedad lo que peor llevaba era no tener el control, estar metido en algo que escapaba a mi voluntad y donde yo no podía 'mandar'.
LA SERIE
– ¿Le ha dado vértigo enfrentarse a su propia historia, más allá de ese momento tan difícil?
– Ninguno. Contar la realidad tal como pasó, sin mentiras, es más bonito que 'reinventarla'. Y he contado con las aportaciones de mucha gente, amigos y colaboradores, empezando por mi mujer y mis tres hijos.
–Sí: sus hijos aportan testimonios curiosos, pero para ellos ha tenido que ser difícil crecer con un padre que es a la vez un mito para mucha gente.
–Pero lo han hecho de cine. Son tres hijos estupendos que han crecido sin problemas, y para mí es un placer ahora escuchar sus recuerdos y su visión de nuestras vidas.
LA ENFERMEDAD
– Cuenta en la serie que a veces los inconvenientes son positivos a la larga. Por ejemplo: no ganar Eurovisión cuando empezaba, pero haber sido considerado «ganador moral», le dio una aureola de «víctima de injusticia» que le ayudó.
–Nunca se sabe. Ganar Eurovisión quizás me habría allanado el camino del triunfo y no hubiese tenido que pelear tanto, pero a mí luchar me encanta: he sido y soy un luchador nato. Lo que más me ha gustado siempre ha sido sido la pelea por tener mi sitio, primero, y luego conservarlo. Esos combates artísticos con otros músicos de primer nivel, o en lugares difíciles como los teatros de ópera o los países más lejanos, me han dado la vida. Y sigo peleando. Más aún, moriré peleando. Siempre hay motivos. A mí, por ejemplo, me gustan las cosas bien hechas, y hoy hay mucha gente a la que le da igual que los detalles queden incompletos. Yo sigo en la música porque es lo único que sé hacer y porque es lo único que quiero hacer.
– Ha ido gustando a sucesivas generaciones. Desde hace unos años, también gusta a los modernos...
– ¡A los modernos es a los que más gusto, quizás porque yo también lo soy, pese a los años!
– Después de haber repasado su carrera con tanto detalle, ¿qué consejo daría hoy a un chaval que empieza y quiere triunfar en la música?
– Yo aún prefiero recibir consejos que darlos, porque no tengo ni idea de cuál es la receta del éxito. Quizás es el público el que la sabe de verdad. A veces las cosas no salen como tú pretendías, piensas que has fallado, y resulta que al público le encanta. La gente tiene la última palabra y sabe lo que quiere.
EL FESTIVAL
– Algo habrá aprendido en este tiempo...
– Yo pienso que tengo un espejo invisible dentro de mí, junto al corazón y los pulmones. Me miro en ese espejo y soy absolutamente sincero. Hay que observarse ahí y estudiarse. He hecho muchas cosas mal en la vida, pero siempre las resuelvo ante ese espejo interior. Es lo único que puedo aportar. Propongo a quien quiera vivir de la música que se mire en su espejo y se haga dos preguntas fundamentales: ¿valgo de verdad para esto? ¿estoy dispuesto a todo para convertir mis sueños en realidad? Si las dos respuestas son 'sí', adelante. A pelear.
– Le gustan las metáforas de los espejos: en sus recitales llega a romperlos físicamente.
– Conté mi teoría a mi amigo José Luis Perales y compuso una canción preciosa que 'interpreto' a veces en el escenario, sí, rompiendo de verdad el espejo.
– Hablemos de San Sebastián: la ciudad ha sido escenario de su evolución como cantante.
– Si llevo sesenta años de cantante habré actuado en San Sebastián sesenta veces, siempre mimado por el público y la crítica. Y qué voy a decir de la ciudad: es maravillosa.
SAN SEBASTIÁN
– Pero esta vez es distinto. Viene al Festival, expuesto a un amplio abanico de miradas.
– Hace tres años participé también con 'Mi gran noche', la película de Alex de la Iglesia, y la experiencia fue inolvidable. Sé que ir al Festival con una película no tiene nada que ver con ofrecer un concierto. Pero resulta igual de divertido. ¡Ahí vamos, a disfrutar!
– Le veo lanzado.
– Voy lanzado... ¡al vacío! (risas). ¡Aún tengo tantas cosas que contar y cantar!
– O sea que de retirada, ni hablamos.
– Algún día tendrá que ser, pero aún no la veo. Yo moriré peleando. Y recuerda a los lectores que tengo más ganas de cantar que nunca.
'Raphaelismo' es «un retrato íntimo que ahonda en los éxitos, secretos, miedos y sueños del artista, con material audiovisual inédito, que lo convierten en el primer y único documental con la implicación directa del propio Raphael, su familia, RLM y Universal Music Spain», dicen en Movistar.
Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, de Dadá Films & Entertainment, son los creadores de esta serie documental que también dirigen y producen. «Lo que hace diferente a este proyecto de cuatro episodios es la implicación del propio Raphael y el acceso a un ingente archivo fotográfico y audiovisual inédito, cedido por la propia familia», explican desde la cadena. «Es el único documental sobre el artista que cuenta no solo con su participación, sino con la de su mujer, Natalia Figueroa, y sus tres hijos, Jacobo, Alejandra y Manuel Martos, aportando una visión mucho más íntima y humana del mito que todos conocemos».
Rodado entre Madrid, Barcelona, Linares (Jaén), Tamajón y El Cubillo de Uceda (Guadalajara), Benidorm (Alicante), México, Miami y Los Ángeles, llegará a Movistar+ en 2022.
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