Tras las severas críticas que Alejandro González Iñárritu recibió por su película 'Bardo (o falsa crónica de unas cuantas verdades)' en el Festival de Venecia, el realizador mexicano reaccionó con hostilidad, pero parece que ha recapacitado porque ha vuelto a montar la cinta con 22 ... minutos menos de metraje. Ahora, parece encantado o así se muestra en esta entrevista a ocho bandas.
– Quería preguntarle por la elección de un periodista como protagonista de su película, una figura que, por un lado, ha sido la bestia negra en su carrera y por otro, está en la diana en su país.
– La realidad es que me gustaba la idea de que mi alter ego fuera un periodista porque la crisis del personaje es la crisis de la ficción. Ustedes persiguen esa verdad que hoy se nos está escapando de las manos. ¿Qué es la verdad, quién y bajo qué agenda se construye? Me gustaba la idea del cuestionamiento de qué es la verdad, con dos personajes enfrentados. Hay una polarización brutal de puntos de vista.
– ¿Cómo ha afrontado a esa revisión de la película en la que ha cortado 22 minutos de metraje?
– Terminé la película dos días antes de ir a Venecia y como fui el editor, estaba muy cerca de ella. No tuve la oportunidad de verla con amigos y colaboradores, normalmente siempre lo hago. Aquí la veía yo solo y cuando llegué a Venecia ciertos aspectos visuales me pusieron contra la pared. Ahí la vi por primera vez, junto a 2.000 personas y me di cuenta inmediatamente de que podía trabajar el ritmo interno del filme porque una película existe cuando la ve el público. Da igual lo que yo hubiera querido expresar. La película está intacta, lo que hice fue acupunturalmente entrar con una capacidad de síntesis más audaz en los mismos temas y de una forma más rápida. De hecho, hay una escena más que en la versión de Venecia. Esos cambios me fortalecieron el músculo de cada escena y acabó más delgada. Y me siento muy satisfecho porque una película no la acabas hasta que te la quitan.
– Hay una subtrama en la película, en la que Amazon va a comprarle a México la Baja California.
– Veo que las corporaciones se están convirtiendo en los nuevos gobiernos que están realmente comprándose el mundo. Podrían comprar países enteros. Y luego está la invasión ideológica que estas corporaciones imprimen con su forma de ver las cosas. Dicen algo y ya todo el mundo parte la conversación de ahí. No nos damos cuenta de que hay una invasión ideológica poderosísima. La Baja California está comprado por Estados Unidos, es una colonia. Hay algo de verdad en esa broma.
– En esos 21 años fuera de su país, ¿cómo se ha alterado la percepción que tiene de México?
– La identidad está fracturada. Mi patria es mi familia. Millones de españoles que vienen de esta cultura híbrida tienen una sensación de desasosiego difícil de comprender si no las has vivido. Podría hacer una película con todas las cosas que me han pasado en la frontera, donde además la persona que te niega la entrada tiene también origen latino y ya se integró. Muchas veces la integración te exige desintegración para poder reinventarte. Un papelito puede quitarte la identidad y decirte: «Tú no eres nadie, cabrón». Es una situación compleja.
Influencias
«Hay más de Buñuel que de Fellini en esta película. Hay mucha ignorancia de nuestra cultura, sobre todo en el mundo anglosajón»
Identidad
«A veces la integración te exige desintegración para poder reinventarte. Un papelito puede decirte: 'Tú no eres nadie, cabrón'»
– En Venecia la crítica dijo que 'Bardo' era su 'Fellini, ocho y medio', pero usted se remitió a influencias literarias: Borges y Cortázar. ¿No le tienta quitarse de encima la industria cinematográfica y dedicarse a escribir?
– No, no, porque no soy escritor. No hubiera podido escribir con esto una novela. Ya sé que son muy celebrados autores como Carrère, que dedican siete libros a sus vidas. Yo no podría tener ese talento, pero es que además es algo muy celebrado en la literatura. Y es casi una tradición y una obligación que los pintores se hagan autorretratos. En el cine surgen más acusaciones. ¿Cómo puedes construir una crítica de la autoridad cuando hay un ataque personal sobre una intención que nadie sabe cuál es? Las referencias son muy rígidas porque hay mucho desconocimiento de nuestra cultura, sobre todo en el mundo anglosajón. En los 21 años que llevo en Los Ángeles nadie me ha hablado de Octavio Paz o de Orozco. Tenemos una cultura propia con un imaginario muy poderoso, centenario. Hay más de Buñuel que de Fellini en esta película. La acusación personal me parece que no tiene cabida en una crítica, aunque está increíble que la gente reaccione a una película. Pero que hable de ella. A partir de ahí, una película que le guste a todo el mundo es muy sospechosa. La indiferencia es el peor castigo, pero qué bueno que haya pasión de destrucción. Lo otro es la censura que en los jóvenes puede causar parálisis. Es importante ver de dónde viene esta película y no creerse que aquí se inventó todo.
– De joven, usted hizo de bailarín gogó en Torremolinos.
– Ya me avergonzaste... Sí, en una discoteca llamada Piper's. Era tan mal bailarín que duré un día.
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