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En 'La consagración de la primavera', de Fernando Franco, Emma Suárez (Madrid, 1964) interpreta a la madre de un joven con parálisis cerebral y que se ha puesto el mundo por montera para salir adelante en la vida. La aparición de la joven Laura trastoca la vida de madre e hijo en esta película, entre otras cosas, porque se convierte en asistente sexual del discapacidad.
– Un tema peliagudo el que aborda el filme.
– ¿Peliagudo? Delicado, más bien, ¿no?
– Lo digo porque el tema de la asistencia sexual a personas con discapacidad genera controversia.
– Cuando Fernando (Franco) me pasó el guion, me informé sobre el tema, estuve viendo documentales, entré en internet y se abrió un universo para mí absolutamente desconocido. Me provocó muchísima curiosidad y aparecieron preguntas que ni siquiera me había planteado, como es la sexualidad de las personas con diversidad funcional. Me pareció interesante participar en una película que ahonda en ese tema y que navega por más lugares, como el bloqueo que puede tener una persona con su físico o la presión de las redes. Y el tema de la asistencia sexual fue como una revelación.
– Su papel es el de una mujer que parece que ha afrontado a solas ese problema.
– Es un personaje que ofrece el espacio y el lugar en donde va a suceder el vínculo entre estas dos personas. No conocemos su pasado, aunque lo podemos imaginar, pero dentro de la historia lo importante es el encuentro de su hijo con Laura. Todos los personajes están tratando con mucha honestidad y transparencia. Podríamos decir que mi personaje ya ha escalado y que ha aprendido a convivir con una circunstancia que la ha fortalecido y que la ha convertido en un ser libre de prejuicios, alguien que se ha quitado sus miedos y sus fantasmas.
– ¿Damos demasiada importancia a lo que los demás opinan o dicen de nosotros?
– Yo creo que sí. Mire si no las redes, la censura que hay... Yo creo que estamos viviendo un momento en el que hay miedo de hablar y de decir lo que uno piensa.
– La madre, su hijo David y Laura forman un triángulo del que todos se benefician y sacan algo en el mejor sentido de la palabra.
– Hay algo que me gusta especialmente de la película, que es el contraste entre estos los persona de David y Laura que, más que sacar partido, se complementan en sus necesidades. El personaje de Telmo Irureta es el que desbloquea la confusión de Laura y no al revés, como podía esperarse.
– Dice que se documentó sobre el tema de la asistencia sexual a personas con diversidad funcional. ¿A qué conclusión ha llegado?
– Cada persona tiene unas necesidades sexuales distintas de las otras y lo que se debe hacer es ayudar a aliviarlas, algo a los que todos tenemos derecho. Y lo primero que hay que hacer es darle visibilidad a esa realidad. En ese sentido, me parece una película necesaria.
– Hay quien cuestiona estas prácticas con el argumento de que el alivio sexual no es un derecho.
– Pero somos humanos... No podemos cancelar esa función biológica de las personas. Al contrario: hay que apoyar a la gente que tiene deseo, pero no la posibilidad de eser autónomo. Creo. La película me ha ofrecido la posibilidad de abrir los ojos ante algo que desconocía.
– ¿Dudó a la hora de aceptar el papel, dado lo delicado del argumento?
– No, no, no... al contrario: me pareció un regalo maravilloso. Estoy muy orgullosa de haber participado en esta película y muy agradecida a Fernando Franco. Me siento muy satisfecha del encuentro con algo que desconocía. Mi mirada ha cambiado.
– ¿En qué sentido?
– En el de que ahora, cuando veo a una persona diferente, con diversidad funcional, no me resulta incómodo, ni miro hacia otra lado. Nunca había pensado en las necesidades sexuales de estas personas, pensaba de hecho que no tenían. Fíjese... Hablamos mucho de la diversidad de género, de binarios, no binarios y, sin embargo, algo que es una realidad con la que convivimos ni nos la planteamos. Está apartado de nuestra vida cotidiana.
– ¿Cómo ha sido trabajar con actores tan jóvenes?
– Valeria Sorolla me ha producido mucha ternura porque era su primera película. Sentía su seguridad y me transmitía también su desconfianza. En cierta sentido, era un espejo, me veía en ella.
– ¿Se ha reconocido en ella?
– Sí, tengo en la memoria momentos del rodaje en los que ella se enfrentaba a una secuencia emocionalmente difícil Estaba a su lado y lo único que podía hacer era darle un abrazo para transmitirle confianza, diciéndole: «Lo estás haciendo muy bien, no tengas miedo».
– ¿Le hubiera gustado interpretar en su día el personaje de Laura?
– Sí. Me parece un personaje fascinante y maravilloso. Creo que Valeria está espléndida en la película, desde sus silencios. Ha hecho un trabajo muy importante, de los que te hacen crecer como persona.
– ¿Qué tal en este Festival que tan bien conoce?
– Los festivales son un lugar de encuentro en el que se muestran nuestros trabajos y que dan la posibilidad de exhibir dentro de lo que hemos hechos dentro de la industria. Venir a San Sebastián es maravilloso porque hay un público al que le gusta el cine. Ver un Kursaal lleno a las nueve de la mañana para ver películas, con gente que quiere acudir a las salas y participar en este ritual me emociona.
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