![Ken Loach: «La gente pone una sonrisa en el trabajo, pero se quita la máscara dentro de casa»](https://s2.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/201909/27/media/cortadas/48710791--1248x844.jpg)
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SARA ECHEVARRIA
Viernes, 27 de septiembre 2019, 09:13
Fue parte del Jurado Oficial en 1990, obtuvo el Premio del Público a la mejor película europea en 2012 con 'La parte de los ángeles' y en 2016 con 'Yo, Daniel Blake'. Este año regresa a Donostia para presentar su último trabajo, 'Sorry we missed you', una reflexión sobre la precariedad laboral en una Inglaterra de clases sociales y ciudadanos de primera y segunda. Así es Ken Loach (1936), director de cine británico, conocido por su estilo de realismo social y que exhibe su última película en la sección Perlak de esta 67 Edición.
Un padre de familia, protagonista de este gran drama, se sumerge de lleno en una situación asfixiante que conduce irremediablemente al desastre y de la que parece imposible salir. Aunque tratada de forma «realista y creíble, una visión pesimista y determinista» de una sociedad que parece no poder romper esa barrera de clase sobre la que el cineasta inglés reflexiona a lo largo de toda su cinematografía.
- Regresa de nuevo a Donostia por tercera vez. ¿Cómo se siente al regresar de nuevo a este festival?
- No tengo palabras. Cada año ha sido diferente y no dudo de que este también estará lleno de sorpresas. Aunque lo que más me enorgullece es que mi cine esté teniendo una verdadera repercusión en la sociedad y que esté calando en lo más profundo de los espectadores. Mi objetivo siempre es hacer películas que muestren el realismo social y reconozco que utilizo el cine como herramienta de reivindicación.
- Este año participa con en la sección Perlak con 'Sorry we missed you'. Al ser una costumbre inglesa, ¿podría hacer un pequeño adelanto y explicar la conexión que existe entre la historia y el título de la obra?
- El título de la película es la tarjeta que dejan los repartidores a domicilio en las casas cuando no hay nadie en las entregas. 'Sorry we missed you' vendría a significar en castellano: sentimos que no estuviera.
- Otra gran denuncia social y crítica al mundo laboral que se centra especialmente en el empleo precario o los llamados 'falsos autónomos' ¿Cuál es el objetivo que trata de alcanzar cuando realiza este tipo de películas?
- Lo primero que hay que hacer es ser consciente de que esto está sucediendo. Mi obra consiste en contar lo que sucede en el mundo, concretamente en el trabajo, de forma sencilla para que pueda llegar al espectador. También intento reflejar mi decepción, rabia y enfado con esta situación porque el pobre cada vez es más pobre y el rico más rico. Cuando la gente va a trabajar pone su mejor sonrisa, pero luego, al llegar a casa, es cuando se quitan la máscara y se muestran tal y como son. Con sus inseguridades, sus miedos y sus quejas. El trabajo ha cambiado y lo que antes era un trabajo fijo que te hacía replantearte tener una familia, hoy en día se ha convertido en uno inestable e inseguro. He de decir que no solo me conformo con plasmarlo en la pantalla, lo que persigo es que el espectador reflexione sobre lo que ve y siente para que pueda darse un cambio global e institucional. Aunque el efecto que cause depende del público.
- Se caracteriza por hacer denuncias sociales a través de sus películas. No son documentales ni los protagonistas son reales, pero representan a un grupo de personas que existe en el mundo real. ¿Lo que el espectador ve en la pantalla tiene relación con cómo usted ve el mundo?
- Para mí es fundamental que comparta la historia que estoy contando, si no fuese así la película no quedaría creíble y por lo tanto no llegaría a los espectadores. En el caso de 'Sorry we missed you' intento reflejar a través de una familia corriente, un padre que hace reparto de paquetes a domicilio y una madre que cuida a ancianos, cómo ha cambiado el trabajo. Pongo voz a los explotados y trato de echar una lanza a su favor. Los llamados 'falsos autónomos o el trabajo precario está a la orden del día y nunca pensé que es algo que vería. En la película se aprecia cómo los nuevos jefes quieren que los empleados carguen sobre sus hombros con responsabilidades que no les corresponden. Esto es algo que lleva preocupándome desde hace muchos años porque de esta manera la gente termina siendo infeliz y perdiendo la esperanza.
- ¿Cómo ha logrado plasmar en este último trabajo su preocupación por el capitalismo y la despreocupación social?
- Este realismo social lo he plasmado a través de Ricky, Abby y sus dos hijos, una familia corriente de Newcastle cuya vida se ve truncada de la noche a la mañana por la crisis, que les lleva a conformarse con trabajos precarios. Forman una familia muy unida, pero a pesar de trabajar horas y horas al día son conscientes de que nunca obtendrán la ansiada seguridad económica o tendrán una casa en propiedad. Surge entonces una oportunidad para Ricky y deciden apostar el todo por el todo. Abby vende su coche para que se compre una furgoneta y se convierta en repartidor por cuenta propia. Por fin será su propio jefe. Pero no todo es como esperaban.
- Este filme muestra de forma pesimista una situación laboral que parece no tener solución. ¿Qué mensaje esperanzador lanzaría a los espectadores?
- Por supuesto. Claro que hay esperanza. Siempre tenemos un momento de luz y esperanza. Es más, para poder lograr el cambio es imprescindible que la tengamos. El hecho de que plasme esta realidad en mis películas no significa que no crea en el cambio. Todo lo contrario, confío en que se de. Aunque no podemos negar la explotación de la clase obrera y reconocer que el capitalismo tiene muchísima fuerza. La idea de hacerse rico vende mucho, pero la realidad es otra. No podemos culpar al de al ado, esa es la forma fácil, tenemos que hacer autocrítica y empezar a movilizarnos.
- Cuando habla de movilizarse, ¿se refiere a Greta Thunberg?
- Por ejemplo. Los jóvenes están consiguiendo algo alucinante. Poco a poco están cambiando el mundo. Sin ir más lejos mira las movilizaciones contra la emergencia climática que se han llevado a cabo en cientos de países. Han logrado que los gobiernos les escuchen y empiecen a mostrar su preocupación. Espero que esto sea solo el comienzo y se sigan llevando a cabo cambios sociales.
- Si en algún momento se solucionaran los problemas laborales, ¿dejaría de hacer este tipo de películas?
- (Ríe). Si dejo de hacer películas sobre empleo precario o falsos autónomos será buena señal. Será que se ha dado el cambio. Aunque siendo realistas, en todos los años que llevo haciendo cine, todavía sigo teniendo temas relacionados con las injusticias sociales. ¡Y no es que lleve pocos años!. Es cierto que haciendo un repaso por mis cintas, dependiendo de cada época y contexto social, la clase obrera se ha visto siempre perjudicada de un lado o de otro.
- Ha estado en numerosos festivales de cine por todo el mundo. De hecho es uno de los pocos directores que han sido galardonados dos veces con la Palma de Oro en el Festival de Cannes. ¿Qué diría que es lo que diferencia al festival de San Sebastián del resto?
- Conozco este festival desde hace muchos años. La primera vez que vine fue hace casi treinta años y parece que fue ayer. Me gusta que es como una pequeña gran familia. Todo es muy íntimo. Aunque he de reconocer que tiene ventaja porque el escenario con el que cuenta, una ciudad preciosa y repleta de buena gastronomía, juega a su favor.
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