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MARÍA JOSÉ CANO
Domingo, 24 de septiembre 2017, 10:15
La historia se construyó a partir de la música y no al contrario, como suele suceder en las películas. La Orquesta Sinfónica de Euskadi ofreció ayer su ya tradicional concierto del Zinemaldia, una vez más gracias a la Fundación SGAE y con la colaboración del Orfeón Donostiarra, permitiendo a las miles de personas que llenaron el Velódromo descubrir nuevas historias. Las proyecciones creadas por Morgan Crea se convirtieron en nuevos discursos visuales surgidos de las suites escritas por cinco compositores, tres de ellos presentes en la sala: Xavi Font, Joserra Senperena y Ángel Illarramendi. La propuesta se completó con los trabajos de Javier Navarrete y del ya fallecido Jesús García Leoz. El resultado, que tuvo como broche de oro y en forma de propina la música creada por Fernando Velázquez para el filme 'Submergence' de Wim Wenders estrenado la víspera, cumplió su cometido: dar presencia a la música y acercar, de alguna manera, a los cinéfilos a la música sinfónica.
Uno de los aciertos de concierto fue, sin duda, la combinación de películas y estéticas muy diferentes. La música de Javier Navarrete para reforzar el ambiente mágico y angustioso de 'El laberinto del fauno' resultó clásica e incluso nostálgica. La partitura ayudó a sumergirse en el ambiente fantástico, tenebroso y a la vez humano de la película de Guillermo del Toro.
La banda sonora de 'Bienvenido Mr. Marshall', de Jesús García Leoz, exprimió más a la orquesta, con un uso más detallado de las secciones instrumentales -especialmente viento y percusión- y un estilo más enclavado en la tradición 'clásica' musical. La escrita por el gallego Xavi Font para 'O Apóstolo' incorporó las voces de un reducido Orfeón Donostiarra de una treintena de cantores y permitió descubrir la personal voz del bajo Sergio Falque, muy expresivo en su papel solista. La música resultó tremendamente descriptiva y permitió acercarse al argumento aun sin conocerlo. El director José Miguel Pérez-Sierra consiguió la necesaria concertación y conjunción de la música con las imágenes en una obra muy aplaudida.
A lo largo de toda la sesión tuvo un importante protagonismo el piano, ayer en las manos de Javier Pérez de Azpeitia, con una importante responsabilidad concertadora en muchos momentos. Fue evidente su papel en la partitura del donostiarra Joserra Senperena para 'Nur eta herensugearen tenplua', del recientemente fallecido Juanba Berasategi, y desarrollada a partir de una célula rítmica muy identificable en la cuerda. La condición de pianista de Senperena, que en la obra hacía incluso algún guiño a un 'Preludio' de Bach, fue evidente. La velada se completó con la música de 'Los Borgia', de Illarramendi, con un uso rotundo de la orquesta y una nueva oportunidad de escuchar al Orfeón y a la joven mezzo Nora Goyalde, de hermosa voz. Algunos desajustes de timbales al inicio de la interpretación no impidieron disfrutar de una pieza pegadiza, brillantemente orquestada y sugerente.
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