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Aplausos atronadores y gran emoción entre los más de 600 asistentes al primer pase para el público general del documental 'No me llame Ternera'. Tras acabar la proyección, los directores Jordi Évole y Màrius Sánchez participaron en un coloquio en el que las intervenciones espontáneas ... del público pusieron los pelos de punta. Las palabras de Francisco Ruiz, víctima de un atentado en el que participó Ternera, pusieron de pie a más de uno para mostrarle el cariño de lo que Évole denominó un «auditorio transversal». No hubo mayores incidentes, aunque un reducido grupo de personas encapuchadas se colocaron en la entrada y tuvieron que ser retiradas por la Ertzaintza. Los agentes custodiaron la puerta durante toda la sesión y dentro de la sala también se pudo ver seguridad.
El protagonista principal del coloquio fue Francisco Ruiz, quien se fundió en un emotivo abrazo con Évole al encendido de las luces. Cogió el micrófono y recordó a todas las víctimas del terrorismo, así como su propia experiencia. «Durante 55 años han atemorizado a la ciudadanía y nosotros tuvimos que huir de Euskadi como unos apestosos, ha sido muy penoso», explicó. Además, pidió que «en los libros de las escuelas de la ESO y Bachiller se cuente la historia que ha vivido el país».
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Especialmente emocionante fue la intervención de una mujer que calificó el documental como «una contribución a la paz y a la veracidad», como lo harían «acabar con la Ley de Secretos Oficiales» o «conocer lo que sucedió en los 330 casos de ETA sin esclarecer». Un discurso que llamó la atención de los asistentes y que acabó en un largo aplauso cuando se desveló que, quien sujetaba el micrófono, era Pili Zabala Artano, hermana de Jose Ignacio Zabala, asesinado por los GAL. Y acabó queriendo reconocer «a todas las víctimas que no saben quiénes son los asesinos de sus seres queridos».
También hubo quién se solidarizó con la historia de Francisco Ruiz. Una mujer tomó la palabra y contó las vivencias de un policía cercano. «Vi como esa persona tenía que cambiar de domicilio por estar amenazado y le entiendo muy bien a Francisco, ha vivido una situación muy dura», afirmaba. Otro hombre dio las gracias a Évole por ayudar a crear «un futuro mejor con la proyección» y apuntó que los miembros de ETA «quisieron librar a su pueblo y se llenaron las manos de sangre», sin olvidarse de que «el Estado no jugó un papel limpio».
Durante la media hora aproximada que duró el coloquio los asientos apenas se vaciaron y Gorka Landaburu confesó que Josu Urrutikoetxea le había «decepcionado». Resaltó que muchas personas relacionadas con la banda terrorista «tienen que llevar la mochila de lo que han hecho, no solo los que han estado en primera línea». Asimismo, criticó a los firmantes que querían evitar la proyección e invitó «a todos a dialogar, porque hoy hemos dado un paso muy importante».
Mirando al público, Évole y Sánchez respondieron a las preguntas de los asistentes y destacaron «el respeto y la actitud modélica» que se vivió en la sala. También quisieron dar las gracias a José Luis Rebordinos, director del Festival de San Sebastián, por «aguantar las críticas que ha generado el documental».
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