Las olas del Kursaal

Los festivales más importantes del mundo incluyen en sus programaciones ciclos que abren la puerta al cine clásico y a cineastas que dejaron huellas que conviene recordar o descubrir: 'Klasikoak' y las retrospectivas cumplen ese papel en el Zinemaldia. La puesta en valor del archivo del Festival es también crucial para poder hacernos preguntas a la hora de conocer nuestra propia historia. Asimismo, los Premios Donostia son una celebración del talento demostrado a lo largo de toda una filmografía y del que, avalado por ese legado, cabe esperar más frutos en el futuro. Víctor Erice es el primer cineasta vasco que recibe este galardón: tal vez con espíritu somarda, el aragonés Carlos Saura afirmó una vez que, de todos los directores vascos que conoció, Erice era el más vasco.

El Festival no existía cuando el niño Víctor Erice descubrió el cine en Donostia, su ciudad, en el Casino Gran Kursaal en enero de 1946. Es un veterano cineasta del presente cuya memoria alberga una ingente, vital cultura cinematográfica. La transmisión de ésta es función inexcusable de festivales y filmotecas porque, como dijo André Gide y suele citar el científico y cinéfilo Pedro Miguel Etxenike: «Todas las olas del mar deben la belleza de su perfil a las que les precedieron y se retiraron». Hoy en día, el Kursaal es sede de un Festival al que llegan muchas olas que comprenderemos mejor al haber observado con admiración las de ayer.