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JUAN G. ANDRÉS
Sábado, 23 de septiembre 2017, 11:08
Que cuánto tiempo solemos pasar aquí? Generalmente estamos de nueve de la mañana a ocho de la noche». Quien así contesta es la pasaitarra Amaia Galarreta, que ha perdido la cuenta de los septiembres que ha gastado en la entrada del María Cristina a la caza del famoso. Durante tantas ediciones, no solo ha cosechado infinidad de firmas de celebridades de todo el mundo, sino también varias amistades cimentadas sobre largas esperas. Algunas de ellas son Mari Cruz Etxeburua, Marian Alonso y el benjamín, Iker Elduain, que forman parte del núcleo duro de cazautógrafos del Festival. Esta vez, además, se les ha sumado Antonio Mariano Trujillo, un canario que se autorretrata junto a los famosos con un fervor inusitado.
A las 11.00 horas, el número de fotógrafos y reporteros es todavía mayor que el de los fans apostados tras el vallado. Cuaderno, cámara y bolígrafo en ristre, los 'cazadores' aguardan a sus presas. A veces se suma al grupo algún turista despistado que formula la pregunta del millón: «¿Quién viene?» «Ni idea, señor, yo no sé nada», responde un ertzaina. «Yo tampoco, solo soy un 'mandao', pero hasta que no empiece el griterío es que no viene nadie», añade un trabajador del Zinemaldia pendiente de su pinganillo.
«¡Patricia, atenta que llega alguien!», advierte un chico a varios metros de su compañera, situada en primera fila. Su gozo -y el de todos- en un pozo: el taxi que acaba de invadir la acera solo viene a recoger a dos turistas que abandonan la ciudad. Luego ocurre lo mismo con una periodista donostiarra que ha quedado en el hotel para hacer una entrevista y a quien la ya creciente multitud confunde con una estrella. Por fin aparca junto a las escaleras un vehículo oficial del Zinemaldia cuyo color -negro- revela una presencia importante.
Es Alicia Vikander, protagonista femenina de 'Inmersión', la película que ayer inauguró la Sección Oficial. Vestida de modo informal, la actriz se apea del coche y enfila hacia la puerta como una exhalación sin atender a los gritos de sus seguidores. Hasta los fotógrafos tienen dificultades para tomar una instantánea decente de la esquiva y veloz sueca. En menos de medio minuto ha desaparecido. «Qué sosa y qué pena, tampoco estamos tantos, podía haberse acercado», lamentan dos chicas que abandonan el 'campamento' con sendos DVDs de 'La chica danesa' que se llevaron de vuelta a casa sin firmar.
Lo mismo le sucede a Antonio Mariano Trujillo, que visita el Festival por primera vez. Lo hace pertrechado con cámara, cuadernos y fotos de calidad de algunas de las otras estrellas que estos días pisarán la ciudad como Monica Bellucci o Penélope Cruz. Se lo toma tan en serio que incluso reparte una tarjeta de visita con sus señas y la dirección de su web, 'marianoylosfamosos.com'. Allí, el autoproclamado «mayor coleccionista de las islas canarias» recopila desde 2006 cientos de instantáneas y firmas, no solo de artistas de cine, sino también de cantantes como Plácido Domingo o Shakira, e incluso de los reyes de España cuando todavía eran príncipes. Según dice, en el 90% de los casos, esas imágenes llevan la firma del artista que aparece en ellas acompañado por el propio Mariano. «Es que yo tengo que aparecer en la foto; de lo contrario, no me sirve», aclara este artista del selfi.
A Iker, en cambio, las autofotos no le gustan. «Bah, son muy cutres y encima se te ve toda la papada. Donde esté una foto bien hecha...», asegura el chaval, de 16 años, a quien Amaia y Mari Cruz dicen haber «adoptado» desde que hace tres ediciones comenzó a recopilar autógrafos. No se conocían previamente pero la alfombra roja y su mitomanía les han unido en una simpática cuadrilla que dedica las horas muertas a evocar sus victorias y fracasos.
Por ejemplo, Mari Cruz cree que Michael Fassbender fue mucho más simpático que su novia Alicia Vikander, y también guarda un recuerdo estupendo de Ewan McGregor y Meryl Streep, «muy majos y cercanos». Iker, de cuyas solapas cuelgan cuatro bolígrafos de diferentes colores, se declara «fan absoluto de Carmen Maura», mientras Amaia echa de menos en su libreta la firma de Paul Newman y se deshace en elogios hacia John Malkovich, que estos días podría volver a dedicarle un autógrafo; igual que Ángela Molina, que el año pasado incluso les dedicó unas coplas en vivo y en directo.
En general, coinciden, los famosos que acuden al Zinemaldia son muy amables y considerados con el público, y como ejemplo citan a los premios Donostia del año pasado, Sigourney Weaver y Ethan Hawke: de este último recuerdan que se mojó literalmente y estuvo saludando a la gente mientras caía el «diluvio universal». Sin embargo, también hay pocas ocasiones en las que se les ha caído un mito, como cuando vino Tommy Lee Jones, actor y director que, a su juicio, fue «borde y desagradable» con la prensa y los aficionados. «¡Pero si incluso le negó el saludo a José Luis Rebordinos, el director del Festival! Con esa actitud, mejor que no vuelva», asegura Echeburua.
En ese momento llega Marian Alonso y saluda efusivamente a sus compañeras de tribu, a quienes no veía desde el pasado año. Es de Madrid y lleva seis ediciones cogiéndose vacaciones para venir a Donostia y compaginar su tarea de cazautógrafos con las proyecciones de la Sección Oficial. Para informarse de las llegadas de famosos recurre, como el resto, a la revista del Zinemaldia. Así pueden organizarse el horario y ver también alguna película.
«¡Guapa!», gritan a la llegada con retraso de Cayetana Guillén Cuervo, muy amable con sus seguidores igual que Emma Suárez, Carlos Saura y Agnès Varda, primero de los tres Premios Donostia de esta edición. Algunos no saben quién es pero no dudan en pedirle un autógrafo con el que engrosar su colección.
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