Ese inexplicable objeto de deseo

El hecho de que la historia se cuente por completo desde el punto de vista de la mujer, que se reconoce presa de una manera casi irracional del magnetismo de ese hombre, es de lo más interesante del filme, como reivindicación del derecho de una mujer a vivir como quiera su deseo, también con esa casi irracional entrega al hombre, aunque pueda parecer contradictorio desde un punto de vista feminista, precisamente para reafirmarse en él.

También la actriz Laetitia Dosch tiene recursos para sostener bien esa obsesión que el propio personaje trata de explicarse en una narración que apenas tiene evolución entre los encuentros sexuales que en el fondo son más bien recatados en la puesta en escena, y la soledad de una mujer que también tiene que atender las responsabilidades con su hijo. El problema es que ese hombre, ese objeto de deseo, tiene muy pocos atractivos para el espectador como personaje, y no termina de explicar el alcance de la obsesión de ella. Una canción de Leonard Cohen no es suficiente envoltorio para dar sustancia a una pasión intensa, pero de narración simple.