Lanzarse, arriesgarse, o no

La expectativa es la de siempre: «Esto lo controlamos». Beberán solo para compensar ese supuesto déficit, para estimular y renovar la pasión por enseñar y aprender en clase. Luego llega la tentación de ir más lejos, aumentar la dosis, asomarse al abismo, poner a prueba los mecanismos del autocontrol, arriesgarse para vencer. O no. Vivir el momento, o ser precavido. Vinterberg pone al grupo de profesores, que desarrollan lazos entre sí gracias a la desinhibición del alcohol, en un 'carpe diem' peculiar que ha de convivir con la responsabilidad familiar, las rutinas establecidas, la vida en pareja. No es el desmadre de 'Festen', lógicamente, pero el director danés amolda su puesta en escena con buen pulso a la euforia y el intimismo, la comedia beoda y el drama realista, la celebración de la vida y la desesperación.

El personaje de Mads Mikkelsen lidera esa confusión de sentimientos del grupo y el actor vuelve a dar una lección de autocontrol y espontaneidad al mismo tiempo. Y Vinterberg, sin el dramatismo de 'La caza' o 'Submarino' y con algo del espíritu provocador de sus inicios, compone un filme sugerente y peculiar, que saber nadar y guardar la ropa.