Crítica de 'Les illusions perdues'

Alguien creerá que es un filme 'de época'. Y sin embargo, tiene el ritmo, la furia, la intensidad del mejor cine que se pueda hacer en este III Milenio. Tan trepidante que los coches de caballos que hasta ayer visualizábamos al paso por las calles de París trotan endiablados llevando esta narración de un ascenso y caída a los infiernos hasta el más excelso y aterrador paroxismo; paroxismo que habría degustado Baudelaire. Porque aquí las rosas más blancas son flores del mal.

Espléndida. Profética. Un perfecto boomerang que lanzado al pasado retorna, cual oráculo cruel, a nuestro presente y nos recuerda que antes de las 'fake news' fueron los bulos. Y en medio, hubo 'patos'. Ahora sabemos por qué el diario 'Le Carnard Enchainé' se llama así.