Retazos de testimonios en crudo

Quizás el director y guionista quería evocar el rigor, la distancia y el sentido de la observación que Frederick Wiseman aplica siempre a sus documentales sobre diversas instituciones, culturales en su caso. Pero Wiseman siempre recorre por completo el edificio correspondiente, física y metafóricamente, observa pacientemente y deja que las historias y las relaciones surjan por sí mismas. Pero el planteamiento de 'Courtroom 3H' es mucho más austero: se limita a filmar las vistas de diversos casos, siempre con la cámara centrada en los protagonistas, los abogados y fiscales y el juez, y a concatenar extractos de algunos de ellos.

El trabajo de filmación y de montaje habrá sido ímprobo, sin duda. El problema es que no hay ninguna construcción del relato ni de la puesta en escena, que no da tiempo a empatizar o conocer bien los casos, y aunque algunos hechos dramáticos, o también algún éxito, provocan destellos de emoción en el espectador, la monotonía del mecanismo judicial produce un desafecto considerable. Más aún cuando se dirimen cuestiones de las leyes específicas que imperan en Tallahasse, Florida. A veces parece que lo que prevalece es dar a conocer los beneficios sociales de esa corte que nos queda demasiado lejos; y que en algunas de esas historias que aparecen en destellos sí podía anidar la película consistente que 'Courtroom 3H' no es.