Solo vale la verdad, pero es difícil hallarla

Sharunas Bartas lleva tres décadas ocupando los márgenes de los grandes festivales con su estilo irreductible, con su tono exigente, con su austeridad formal. En 'In the Dusk' mantiene una cadencia reposada y, si se quiere, monocorde, pero no desabrida ni cansina. Encuentra la fuerza narrativa en los rostros, en la necesidad de entender que esconden, en las preguntas que suscitan, especialmente al chaval, de semblante casi impasible durante buena parte del filme y sin embargo transmisor de la desolación que le rodea en un mundo lleno de secretos y cosas calladas en lo familiar, y de amenazas casi fantasmagoricas en derredor. La relación con el padre aparentemente distante acaba resultando conmovedora, también lo que pausadamente se va revelando en esa decadencia a la que ya difícilmente se puede llamar hogar.

El entorno de los partisanos y el trasfondo político resulta más irregular, y curiosamente funciona mejor como espejo de la posguerra esa intimidad de un melodrama familiar poco convencional, y los secretos que desvela, que los rasgos de una aproximación más histórica. No es plato fácil para quienes busquen ritmo y acontecimientos pero la opción de Sharunas Bartas tiene su magnetismo, a veces casi pictórico.