Tradición a golpe de punk
Crítica: Crock of Gold ·
Ricardo Aldarondo
Lunes, 21 de septiembre 2020, 08:23
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Crítica: Crock of Gold ·
Ricardo Aldarondo
Lunes, 21 de septiembre 2020, 08:23
Julien Temple completa el fenomenal trío de documentales dedicados a figuras emblemáticas del punk y el post-punk británico, tras los de Sex Pistols y Joe Strummer, con la pieza que encaja en el mapa por la esquina más insospechada, la tradición irlandesa que Shane ... McGowan tomó y reinventó a su modo a base de alcohol, exceso, pasión y devoción. Y talento bien demostrado para las melodías y los textos que engrandecen los dos lados de la vida, la euforia y la melancolía. Por diferentes motivos, el relato de un músico insólito (no le gusta demasiado que le llamen poeta) va cargado de una emotividad que Julien Temple maneja bien en medio del frenesí del montaje: estamos ante una vida retadora y sin límites, aparentemente autodestructiva pero sin ninguna intención de serlo, más bien vitalista cien por cien. Y prevalecen las emociones. No hay que olvidar que Temple ya hizo llorar al mismísimo Johnny Rotten al final de 'The Filth and the Fury'.
Dirección y guion: Julien Temple.
Participantes: Shane MacGowan, Johnny Depp, Gerry Addams, Nick Cave.
Fotografía: Stephen Organ.
Música: Ian Neil.
Nacionalidad: Reino Unido.
Duración: 124 minutos
La ternura surge desde la primera imagen de Shane McGowan en la actualidad, sin movilidad en las piernas y con limitada expresión en la cara y en el habla, lo que no le impide ser continuamente irónico, afilado, sincero y directo al recordar una vida reconstruida por Temple con otro de sus torrentes de imágenes, documentales, animadas o recreadas, declaraciones de múltiples fuentes, y encuentros con Gerry Adams, Johnny Depp o Bobby Gillespie.
Temple, con su habitual maestría en estos terrenos, dedica casi más espacio a la infancia de Shane McGowan en Irlanda (cómo el espíritu del lugar marcó su sensibilidad, cómo le acostumbraron a beber desde niño), que a la carrera de The Pogues, el grupo que Shane lideró y con el que consiguió enorme fama y admiración por sus composiciones, en las que el espíritu festivo y punk, y la melancolía de los himnos de pub (perduran mejor estos que aquel) convivían en un talento ya instaurado como patrimonio nacional.
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