Secciones
Servicios
Destacamos
Cuando José Sacristán supo que iba a ser reconocido con el Premio Nacional de Cinematografía 2021 lo primero que le vino a la mente fueron los juegos que hacía con su abuela. «Yo quitaba unas cuantas plumas a una gallina y me las ponía en ... la cabeza. Me plantaba desafiante delante de mi abuela y ella gritaba: '¡Virgen santa, un indio!' Y yo pensaba: 'Se lo ha creído'», rememoró ayer. «Cuando tuve noticia de la concesión de este premio pensé: 'se lo han creído', he sido el estudiante, el pregonero, el de los globos, el recluta, el migrante, el asesino... ¡Se lo han creído! ¡Qué suerte, más de 60 sin dejar de jugar», confesó.
El ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, fue quien le entregó el galardón, en lunes, un día poco habitual para este acto. «Sacristán no quería anular ninguna de sus actuaciones en el teatro, hoy es su día de fiesta y bastante se ha tenido que suspender ya», reconocía. Iceta aprovechó para que el homenaje al actor sirviera como reconocimiento a extensible a «la gran familia de cómicos».
determinación
Iceta subrayó que «el profundo respeto por tu profesión y la ética inquebrantable que tu trayectoria representa te han convertido en el espejo en el que querríamos reflejarnos como sociedad».
José Sacristán empezó a trabajar en la década de los 60, en su haber más de 100 películas, obras de teatro, musicales y trabajos de dirección. «He dedicado gran parte de mi carrera no a desentrañar la personalidad de mis personajes sino a ver cómo puñetas llegabas a fin de mes», aseguró.
José Sacristán debutó en el cine en 1965 con 'La ciudad no es para mí'. Sus inicios estuvieron ligados a las comedias de la época junto a Alfredo Landa y José Luis López Vázquez. La lista de directores con los que ha trabajado es brillante Berlanga, Fernando Fernán Gómez, Garci, Mario Camus y más recientemente Vermut, Lacuesta o Rebollo.
«Con la más estricta rigurosidad he llegado hasta aquí, haciendo camino al andar, trabajando, estudiando, aprendiendo sobre la marcha, investigando, curioseando, mirando», contó. «Con tanta certeza como inquietud, y con tanto arrojo como temor como suele habitual en el ánimo de los que nos dedicamos a esto».
En todos y cada uno de sus trabajos tenía un propósito, «la determinación», explicó «como la que tenía aquel o aquella , que en el principio de los tiempos un día se dispuso a pintar un mamut» y un por qué, «que se lo crean, que se emocionen, que se inquieten, que se diviertan, que duden, que piensen».
rigurosidad
Y admitía que «cada vez que me subo a un escenario o me pongo delante de una cámara siento las plumas atadas en mi cabeza. Siento el rebullir, el trajín, el entusiasmo , el asombro que produce la profunda seriedad del juego, y entonces lo imposible, es, y tengo una vida», reconocía con la voz grave y solemne que le caracteriza.
El acto de entrega en Tabakalera fue sobrio y sencillo y era el propio Sacristán quien pedía a los asistentes puestos en pie que cesasen en sus aplausos. Aprovechó para agradecer el consejo «a todos los que a lo largo del camino han echado una mano, han servido de orientación». A sus hijos pidió perdón «por el tiempo que el peliculero le ha podido robar al padre», y a su pareja Amparo declaró su amor, «gracias por estar siempre ahí, yo hago todo lo posible por estar también», y terminó su intervención con un recuerdo sentido para el recientemente fallecido Mario Camus citando a Cervantes.
Amigos de profesión y familiares quisieron acompañar al actor en este día. Aitana Sánchez Gijón se preguntaba «cómo era posible que no tenga este Premio hace años». Destacó «su compromiso ideológico, siempre desde la dialéctica, enarbolando como única bandera la defensa de la tolerancia y la dignidad». Y afirmó que «cada una de sus películas es reflejo de la historia de este país. Historia viva de nuestro cien y nuestro teatro».
En el plano personal Aitana Sánchez Gijón describió a Sacristán como un «hombre generoso, paciente con los nuevos actores, siempre alerta e infalible ante la cámara».
Mariano Barroso, presidente de la Academia del Cine, reconocía admirar del madrileño «el manejo de su grandeza dentro de la humildad» y Pedro Olea con quien Sacristán obtuvo su primera Concha de Oro, subrayó «su sentido del humor, talento y curiosidad. Nos une una profunda amistad desde entonces».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.