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Fotograma de 'Baúles', de Juanmi Gutiérrez, que se proyectará hoy en Zinemira.
Romance de la loba parda y trikiti triste de Korrontzi

Romance de la loba parda y trikiti triste de Korrontzi

Dos producciones sacadas adelante con pico, pala y cámara al hombro. 'Mudar la piel' inauguró Zinemira pero hoy es el día de 'Baúles' y en el Trueba, de 'Basque Selfie' |

BEGOÑA DEL TESO

Sábado, 22 de septiembre 2018, 08:42

Baúles' la dirige un filmador cuya piel está impregnada de celuloide y lucha. Ningún combate de esos bien pequeños pero tan 'glocales' le es ajeno a Juanmi Gutiérrez. Tampoco a los productores, capaces de irse muy lejos pero que al final de la aventura siempre vuelven a los lindes de la plaza Easo. Las líneas de producción de Zazpi t´erdi van tomando mejor cuajo película tras película.

'Baúles' encierran un misterio sin resolver, dos formas de entender y atender la muerte, un montón de viejas fotografías, una canción de Chabela Vargas, 'Soledad' («Fue una noche sin estrellas cuando al irte me dejaste tanta pena y tanto mal»), y un romance viejo, el de la Loba Parda («Vide venir siete lobos por una oscura cañada. Venían echando suertes cuál entrará a la majada; le tocó a una loba vieja, patituerta, cana y parda»). En 'Baúles' reaparecen esas imágenes que constituyen el espinazo de muchos cuentos de miedo: la de los pueblos, desventrados, deshauciados, sumergidos bajo las aguas de un pantano. Fulgores que reaparecen, espectrales pero sólidos en épocas de sequía total. Amados huesos escapados de un cementerio anegado. Cruces de sobria piedra. Hay también la plasticidad absoluta de la muerte alegre y festejada a la mexicana. Porque 'Baúles' sucede en dos mundos tan dispares, tan alejados entre sí geográfica y sensorialmente como León (Riaño, Lois...) y México. De sus 91 minutos, 45 y medio suceden en el viejo reino y los otros 45 y medio en ese país de mariachis, santas muertes y guadalupanas. Cada uno de los dos pedazos tiene una luz distinta y una cadencia diferente. Los dos buscan lo mismo: la sombra de un emigrante que nadie sabe por qué se fue ni por qué, queriendo tanto a su familia leonesa, creó allá otra a la que quiso igual.

Filmado con cámara chica, manejable pero de alta calidad, una Panasonic GH5, 'Baúles' acaso se detenga en demasía con gentes, nombres, calles, datos, casas y cartas; con idas, vueltas y revueltas pero funciona mágicamente bien entre esos dos mundos, esas dos familias y esa sombra, la de Julián López del que tanto y tan poco sabemos. Juego de encuentros, es también reflexión velada sobre la emigración. Sobre cuánto deja atrás quien se va y cuánto (bueno, malo, peor, óptimo) le espera delante. Entre la 'Loba Parda' y Chabela, entre esas fotos viejas donde nadie sonríe y la alegría de los mariachis, Gutiérrez, a partir de la historia de un de sus cuñados, Jesús Alonso, protagonista junto a Txema, otro de los nietos de Julián, de este documental, filma un testimonio habitado por vivos y muertos, por recuerdos, presencias y ausencias.

Van a tirar el caserío Astienza

'Basque Selfie' cuenta la lucha,entristecida y rabiosa de un trikitilari, Agustin Barandiaran, miembro del irreductible grupo folk 'Korrontzi', contra unos gigantes más grandes que los molinos de Alonso Quijano: aquellos que deciden expropiar y derruir el caserío en el que su familia ha habitado desde el siglo XVI.

Primer trabajo de semi ficción de Joaquín Calderón, documentalista con galones que recibió clases de cinematografía del gran Kiarostami, resulta demasiado torpe, a veces torpísimo, en sus maneras de cine pero ver a la Ituño y a Itziar Aizpuru cantar el vals 'Porque lo he visto yo' no es mal plan para esta noche.

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