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El cineasta Joshua Oppenheimer ha presentado en la Sección Oficial del festival de cine 'The End' (El final), una historia en la que presenta a una de las últimas familias de la Tierra que vive en un lujoso búnker construido en una mina de sal. ... La aparente perfección que se vive ahí se verá amenazada con la llegada de una chica a la entrada del búnker, una situación que hará aflorar las mentiras y emociones sobre las que se ha construido la vida de los protagonistas en las últimas dos décadas.
Según el director, la película es una alegoría de la realidad, porque los seres humanos vivimos en nuestro propio búnker, «nuestra familia, nuestra comunidad, nuestro país, excluyendo a las personas del otro lado de la frontera, a los que en el fondo necesitamos». En su opinión, «'The End' es una historia sobre cómo creamos nuestros mundos, nuestras relaciones, sobre la capacidad del ser humano de mentirnos a nosotros mismos». Por eso ha insistido que la historia tiene que ver con nuestro presente, porque «si no conseguimos cambiar este presente va a dar lugar a este futuro». Y ha añadido que «no estamos solo ante una tragedia, es una distopia, un aviso hacia donde vamos».
En este nuevo trabajo, el director de películas nominadas al Oscar como 'The Act of Killing' y 'La mirada del silencio' ha optado por el género musical, algo que tuvo claro desde el inicio del proyecto, «una historia de ciencia ficción triste necesitaba ser musical», ha dicho. Durante las dos horas y media que dura el filme los protagonistas interpretan una docena de canciones, «cantan como si buscaran dónde agarrarse para salvar la vida». Los silencios también adquieren su protagonismo, «ahí suena la verdad», ha indicado.
Tilda Swinton y Michael Shannon interpretan al matrimonio protagonista, y George MacKay al hijo veinteañero que nunca ha visto el mundo exterior. Joshua Oppenheimer ha reconocido que desde el principio tuvo claro que Tilda Swinton «tenía que ser la madre», y ésta aceptó enseguida la propuesta. Por su parte, George MacKay ha alagado al director, cuya «precisión de visión» admira, «por eso quise formar parte de la película cuando me lo propusieron».
En cuanto a la producción, la historia transcurre en un lujoso recinto familiar, donde la madre quiere mantener lo que tenía antes. «Pero queríamos un exterior, otro ambiente, y por eso optamos por una mina de sal». La iluminación, ha reconocido el director, supuso un «gran desafío».
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