Iker Elduayen
Viernes, 20 de septiembre 2024, 02:00
Desde París, y a bordo de un 'Fan Jet Falcon', y acompañada de Richard Burton y su marido Carlo Ponti, llegaba, hace 50 años, a Fuenterrabia, Sophia Loren, con un vestido estampado en azul y blanco, zapatos y bandolera a juego azul marino. «Recibimientos como ... este ya no se hacen en ninguna parte del mundo», pronunciaban abrumados ante los cientos de flashes que comenzaron a disparar y las miles de manos que intentaban hacerse hueco para tocar y ver más de cerca a tan destacadas personalidades cinematográficas. El trío había dejado claro que, bajo ningún concepto, aceptaría preguntas de los periodistas a su llegada, pero les fue imposible no responder a los micrófonos y los múltiples requerimientos, vista la calurosa bienvenida del público donostiarra. La diva italiana habló acerca de su recién publicado libro de cocina, «que escribí durante mi estancia en un sanatorio de Suiza, mientras esperaba a mi segundo hijo. En aquella época me sentía muy hogareña y eso me hizo recordar las recetas que hacía mi madre en casa», declaraba a este periódico a su llegada al aeropuerto sobre su recetario hecho libro.
Publicidad
Aquella 22. edición del Festival fue, sin duda, la de Sophia Loren. Su aparición en las escalinatas del Victoria Eugenia, enfundada en plumas, para inaugurar el Festival de 1974 con la película 'El viaje', eclipsó al resto del equipo del film. Pese a estar dirigido por Vittorio de Sica, protagonizado por Burton y producido por Ponti, todos los focos fueron para una deslumbrante diva recién estrenada en la capital guipuzcoana que, previamente, había sido recibida. De hecho, Loren fue la actriz que se alzó con la Concha de Plata a la Mejor Interpretación de dicho año, galardón que recogió junto a su colega de profesión, el estadounidense Martin Sheen por 'Badlands', de Terrence Malick, que resultó la película ganadora de la Concha de Oro junto con 'Tormento' de Pedro Olea, que logró el Premio a la Mejor Película de Habla No Hispana, y que recogió el realizador acompañado de Concha Velasco, Paco Rabal y Ana Belén, sus protagonistas.
Noticia relacionada
Mikel G. Gurpegui
La actriz no acudió a la gala de clausura, a recoger su reconocimiento, sin embargo, sí hizo acto de presencia en la cena posterior a la proyección del film, en el estreno del certamen. Un encuentro que tuvo a bien celebrarse en el mismísimo ayuntamiento de la ciudad, y en la que el gran mito erótico del cine europeo se sentaba en medio de Rogelio Díez Alonso y Francisco Lasa Echarri, alcalde de la ciudad en ese momento. Tras aquella noche, la considerada diva del cine europeo y de las nuevas corrientes neorrealistas del continente no ha vuelto a dejarse ver por tierras vascas. Ni siquiera ha sucumbido a la tentación de ser homenajeada por uno de los codiciados Donostia.
La de Sofia Constanza Brigida Villani Scicolone es toda una vida de cine. Una biografía que, filmada, bien podría haber sido uno de los más de cien títulos que figuran en el currículo profesional de la diva romana, que lleva en activo desde que lograse todos los reconocimientos estilísticos a los quince y dieciséis años como una de las adolescentes más bellas de la península itálica. El salto a la gran pantalla vino de la mano, apareciendo primero en una serie de filmes como extra y siendo después el objetivo del observador Carlo Ponti, quien acabaría casándose con ella y siendo el padre de sus dos hijos. La adaptación de la ópera 'Aida' de Verdi, en 1953, fue su primer papel protagonista. Se puso entonces a las órdenes de toda la nueva hornada neorralista. Brilló con la complaciente esposa de 'El oro de Nápoles' (1954) de Vittorio de Sica, las comedias de Dino Risi y las tradicionalistas de Alessandro Blasetti, donde coincidió por primera vez, una de las once veces en las que compartieron reparto, con el actor Marcello Mastroianni.
Publicidad
La puerta de Hollywood se abrió con 'La sirena y el delfín' (1957) y una sucesión de tándems junto a los más grandes galanes de Hollywood: Cary Grant y Frank Sinatra ('Orgullo y pasión'), John Wayne ('Arenas de muerte'), Anthony Perkins ('Deseo bajo las almas') o Clark Gable ('Capri'). No obstante, fue De Sica quien logró que la intérprete lograse su único Oscar– sin contar el honorífico– por una película, el primero concedido a una actriz de habla no inglesa. Alejada de la frivolidad, Loren protagonizó un drama descarnado, crudo y exigente que le abrió las puertas del cine culto.
Llegaron después sus más grandes éxitos: 'El Cid' (1961), 'Matrimonio a la italiana' (1964)– con la que obtuvo su segunda nominación al Oscar–, 'La condesa de Hong Kong' (1967), aunque sin olvidar su deseada Italia, a la que regresó para la innovadora 'Los girasoles' de De Sica, la catastrófica 'El puente de Cassandra' o la película de culto de Ettore Scola 'Una jornada particular' (1977). Sin jamás confesar su edad públicamente– «Yo no tengo edad», suele decir–, ni siquiera en su testimonio para Netflix, con la que es hasta la fecha su última aparición en el cine, 'La vida por delante', vive felizmente retirada en su casa de Ginebra, rodeada de su familia y celebrando siempre su estelar y glamurosa biografía. «La vida se me ha pasado volando», reconocía recientemente al Corriere della Sera.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Te puede interesar
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.