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Vagabundos del espacio

Crítica | High life ·

RICARDO ALDARONDO

Viernes, 28 de septiembre 2018, 08:26

El género de la película, la ciencia-ficción, y el protagonista, Robert Pattinson, seguirá despistando a espectadores incautos, pero como era de esperar, Claire Denis entrega una obra de cámara sobre la existencia humana y el destino del fracaso más cercana a las incursiones de Andrei Tarkovski en el género que a cualquier producto hollywoodense. Aunque Claire Denis trabaje esta vez en inglés, y la película comience con un astronauta arreglando su nave desde el exterior como un 'Gravity' cualquiera. Una nave que parece una caja de madera, acorde con una buscada estética artesanal, antitecnológica, decadente, averiada. Así son también los habitantes del vehículo espacial, al menos en retrospectiva. Porque un largo flashback ocupa la parte central del filme, para explicar como ha llegado el personaje de Pattinson a estar solo, acompañado de un bebé, su hija.

La tripulación está compuesta por expresidiarios que son enviados a una incierta misión. No hay nada heróico en estos astronautas dominados por una Juliette Binoche de pelo larguísimo, bruja y dominadora obsesionada con la inseminación y la procreación, y catalizadora del extraño flujo de deseos sexuales compulsivos y desesperanza abocada a la violencia. No hay salvación tampoco en una misión antiheróica para estos vagabundos que la sociedad solo parece dispuesta a expulsar y utilizar como conejillos de indias. Con un tono calmado, enigmático, bastante críptico, entre fluidos corporales de todo tipo y un erotismo desabrido, Denis inquieta, con una estructura narrativa en exceso caprichosa pero atractiva, y deja flotando en el aire sugerentes ideas, piezas para unir en el espacio de cada cual.

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