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Ona Carbonell, nadadora
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Ona Carbonell, nadadora
«Hay que ver la maternidad como un estímulo y no como un obstáculo en la carrera de una deportista»En los Juegos de Tokio, celebrados en el verano del 2021, Ona Carbonell (Barcelona, 1990) denunció en un vídeo que la organización no le había permitido llevar a su hijo Kai, de un año. La nadadora de sincronizada lamentaba que estar separada del bebé un ... mes le obligó a dejar de amamantarlo. Carbonell tuvo que detener sus entrenamientos para, poco a poco, sacarse los dieciséis litros de leche que le dejó a su hijo en España. «La historia llegó a medios internacionales. Lo sentí como un punto de inflexión, vi que todos queríamos hablar de esto», confiesa. Desde entonces, y especialmente desde que se retiró en mayo del año pasado, la nadadora con más medallas de la historia de los mundiales (23) lucha por la conciliación de la maternidad con el deporte de élite, por todas las mujeres que pueden verse en una situación como la suya. Por de pronto, en los Juegos Olímpicos de París habrá habitaciones exclusivas para que las deportistas puedan dar la lactancia a sus hijos, una demanda nacida desde el equipo de trabajo que lidera. «Todavía queda mucho camino», dice, porque el tabú y las dudas siguen sobrevolando. «Si tú eres deportista, tienes un bebé y te toca viajar, piensas: ¿Me pagarán el billete de avión? ¿Dónde voy a estar concentrada? ¿Tendré espacios para darle el pecho o me tendré que esconder? ¿Va a ayudarme alguien?», cuestiona.
La doble medallista olímpica –plata en dúo y bronce en equipo, que consiguió en Londres 2012– hace hincapié en las propuestas que quieren llevar a cabo para reivindicar los derechos de las deportistas que opten por ser madres. «Mi entrenadora, mi preparador físico, mi doctora y yo buscábamos información sobre el tema y no había nada. De ahí que decidí trasladar mis inquietudes al presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco, y fue él quien me animó a formar un equipo de trabajo en la línea de la reivindicación de espacios de forma internacional», recuerda la nadadora. «Me parecía surrealista que el deporte evolucione en tantos aspectos como nutrición, entrenamientos, etc., y no en maternidad y conciliación. Teníamos una red de profesionales específicos en el pre y el posparto, pero echábamos en falta una subvención para ellos y es lo que trabajamos porque es imprescindible. El deporte evoluciona en nutrición, en rendimiento y en muchas cosas, pero muy poco en conciliación, y por ejemplo no tenemos profesionales que te puedan acompañar a entrenar embarazada o en un posparto. Siempre insisto en que lo importante que las mujeres deportistas no se sientan solas y que no tengan que renunciar a nada», confirma la exnadadora de sincronizada, que participó en tres Juegos Olímpicos (2012, 2016 y 2021).
Ante estas lagunas, Carbonell se rodeó de profesionales del ámbito para marcar una estrategia que comenzaba con la formación de un equipo de trabajo –hoy es la presidenta de la Comisión Española de Maternidad y Deporte, dentro del Comité Olímpico Español– y tres puntos muy específicos sobre los que partir: planes para bebés de entre 0 y 18 meses, salas de lactancia en las grandes citas deportivas y congelación del ranking mientras la deportista esté embarazada. «No hablamos sólo de lactantes, sino también de la conexión emocional y mental. El bebé necesita a la madre y las madres necesitan al bebé», subraya.
Plantea que en estas edades puedan compartir espacios en la Villa Olímpica. Algo parecido a esto se vio ya en el pasado Mundial de fútbol femenino, al que Ivana Andrés acudió con su hija Jara, que prácticamente acababa de nacer, o la legazpiarra Irene Paredes, que se llevó a su hijo Mateo, quien en la cita oceánica aún no llegaba a los dos años. «Se me hubiera hecho muy difícil estar dos meses fuera de casa, con tantos kilómetros y desfase horario. ¡No la hubiera reconocido a mi vuelta!», explicó la futbolista del Real Madrid. «Para rendir al máximo nivel está también todo lo que hay alrededor del entrenamiento... Es necesario que yo esté con él y él esté conmigo. En el Mundial de 2015 había jugadoras que tenían que pedirse excedencia y vacaciones en su trabajo para poder jugar. El cambio que ha habido en ocho años se resume en esas cosas, en cómo estábamos entonces y cómo estamos ahora», expuso Irene Paredes, capitana del Barça. «No se puede hablar de conciliación si no hablamos de ranking –insiste Ona Carbonell en alusión a la necesidad de congelar el ranking mientras la deportista esté embarazada–. Son nueve meses de embarazo más otros tantos meses de ponerse en forma. Es algo muy básico, como la necesidad de becas durante este tiempo», porque sin ello, a su juicio, «no existe conciliación alguna, ya que caes a una posición lejana y no tienes becas ni puedes optar siquiera a un preolímpico».
Como presidenta de la Comisión Maternidad y Deporte, Ona Carbonell ha ido recopilando la experiencia de deportistas que ya han sido madres como Teresa Perales, Maialen Chourraut o Teresa Portela. «Desde nuestra situación hasta la actualidad ha pasado un mundo y hay mucha concienciación, pero todavía queda mucho trabajo por hacer. He provocado cambios en mi pequeño mundo, pero necesitamos avanzar mucho más rápido. La conciliación está cogida con pinzas en la sociedad y el deporte es un reflejo de esto».
«Todavía hay temor a ser madre como deportista de élite», lamenta. Ella misma sintió ese miedo al afrontar su primer embarazo. Incluso asegura que hubiera sido madre antes de no haber sido por el pánico a perder su carrera deportiva. «Dudé mucho. Pensé si sería capaz, si me afectaría al físico, si la sociedad me aceptaría. Al final, la sincro tiene un punto subjetivo y es importante la imagen que proyectas. Me daba miedo que por ser madre ya se pensara que no podía ganar».
Visibilizar y formar a profesionales es una tarea esencial, dice la exnadadora, para llevar a cabo este proyecto. «Cuanto más se habla del tema, más evolución notamos en las propias mujeres que quieren conciliar. Poco a poco ya no hay tantos miedos ni renuncias por ser madres, pero hay que seguir, no podemos bajar la guardia. Desde luego hay que ver la maternidad como un estímulo y no un obstáculo»
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