Espíritu Diego

Esa forma de afrontar la competición me recuerda al malogrado Diego. Conocía sus limitaciones y trabajaba más que ninguno, entrenaba como un oso y en las competiciones era un duro gladiador. Estratega puro. Analizaba a sus rivales y les iba golpeando con tirones hasta agotarlos... o hasta agotarse. Eneko tiene similar perfil. En la Behobia de ayer no se arrugó. No entraba en el selecto club de favoritos top. Quizás para el segundo grupo. Más de uno de sus rivales leían lo de Txindoki en su camiseta y se imaginaban que ya se cansaría de tocar las narices. No sabían que el de Segura quería ir al tres estrellas Arzak con la txapela y sus aitas. Y al estilo Diego fue golpeando a sus rivales para probarles. Se dio cuenta que tenían nombre pero que de fuerzas no era para tanto. Tuvo paciencia. Su último ataque fue una bala que entró en la frente de sus tres rivales y les convirtó en meros escolares. Eneko no es de los que gesticulan, ni besa el escudo de su camiseta. Su delicado tendón de aquiles casi le deja en casa, pero se la jugó. Bendita decisión. Eneko ingresa en el palmarés de forma merecida. Diego García estaría muy orgulloso de él. Y con su sonrisa socarrona le habría dicho: «Joder macho, te los has comido con patatas y sin despeinarte».