Nan Oliveras Font (Olot, 19 de marzo de 1993) es triatleta profesional. Fue tercero en el Mundial sub23 de 2015, ha logrado varios podios en Copas de Europa, cuenta con un cuarto puesto en una Copa del Mundo y ha sido dos veces campeón de ... España. Su sueño es acudir a los Juegos Olímpicos de París 2024. En su primera participación en la Behobia-San Sebastián, el gerundense se impuso con brillantez y corriendo los últimos kilómetros en solitario. En octubre, estuvo de gira en Asia, participando en dos Copas del Mundo de triatlón: en Corea del Sur y en Japón.
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– ¿Por qué un triatleta de nivel decide correr la Behobia?
– En la zona en la que vivo, en Olot, la Behobia es una carrera mítica. Es muy famosa. La conozco desde que soy pequeño. El año pasado estuvo una de mis hermanas con un par de amigas. Me dio envidia. Sabía que algún año la correría y este me ha encajado bien.
– No estuvo solo...
– Para nada. Vinimos 30 personas del club (Nan Oliveras Team). Corrieron mis hermanas Berta y Mercé. Y también Nina, mi pareja. Como salieron bastante más tarde que yo, pudieron seguir la carrera desde el móvil.
– Buen subidón se llevarían... ¿Se veía como favorito?
– Me veía con opciones de pelear por el podío. Venía a competirla.
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– Fue el corredor que más se dejó ver. ¿Por qué?
– Si quería tener opciones, sabía que la carrera tenía que ser dura y rápida. Pero al mismo tiempo era consciente de que no me podía morir tirando. Me puse delante en varias ocasiones para ver si endurecía el ritmo y de vez en cuando me abría para ver si alguien me daba el relevo. Pero cada vez que me apartaba el ritmo bajaba un poco. Ya saliendo de Errenteria me puse de nuevo a tirar fuerte y solo Artur Bossy, al que conozco, me siguió. En la subida a Miracruz él empezó a sufrir y yo conseguí aguantar e incluso apretar. Los últimos tres kilómetros los hice solo y fue espectacular.
– Lo disfrutó muchísimo e incluso saludó al público.
– Correr en el País Vasco es muy especial. Lo que se vive aquí no lo he visto ni en Mundiales o Copas del Mundo. Se te pone la piel de gallina.
– Señaló al cielo en varias ocasiones. ¿A quién se lo dedicó?
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– Esta victoria es para mi padre. Falleció hace algo más de un año. Él era el que más me apoyaba, el que me acompañaba a todas las competiciones cuando era pequeño. Si tenía que hacer ocho horas en coche, las hacía por mí. Quería dedicarle un triunfo especial y este en la Behobia lo fue.
– En su WhatsApp tiene una foto de su victoria en 2019 en el triatlón de Zarautz. ¿Por qué?
– Es una foto que me gusta. Además, se ve a mi padre apoyándome. Recuerdo cómo se puso en los tramos más duros, en las cuestas, para animarme. Es un triatlón bonito y ganar en Euskadi siempre es especial. Ahora ya puedo decir que lo he conseguido en Zarautz y en la Behobia.
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