Las 40 behobias son como periodista. Ninguna como atleta, yo fui velocista y los 20 kilómetros eran un imposible para mis lactatos. Mi primer contacto con esta prueba llegó como aficionado y el primer pensamiento fue: «Desde la frontera, recorrido lineal, veinte kilómetros... estos del ... Fortuna tienen un toque raro». Luego conocería al apasionado Pancho Gómez, a Tünke, a Cifuentes. La ilusión era arrolladora. Y los populares respondieron. Más de 1.000 en la primera edición. Todo encajaba.

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Asomaba yo por el Boulevard para animar a algún atleta de mi club, la Real, que casi casi se escapaba de los entrenadores 'oficiales' para poder correr en esa «chaladura»... no es adjetivo mío. Mi historia posterior, con la primera crónica en 1983 de un incipiente periodista veinteañero, va ligada a una máquina de escribir Olivetti y a atletas como Juan Mari y Pello Garin; al toledano Álvarez Valera; a María Luisa Irizar. Y Begoña Zúñiga, otra ilustre ganadora, que me parecía una señora mayor... y tenía ¡30 años!.

En esa prehistoria recuerdo a los bomberos en la salida con mangueras para que nadie se escapara. O los miles de papeles para apuntar dorsales y tiempos en la meta, y las cintas-embudo para ordenar la llegada.

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