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La pandemia ha sacudido a toda la sociedad. La Behobia lógicamente no pudo driblar este seismo de magnitudes aún por cuantificar. El regreso del 'deporte social', desde la grada o el que se toca con las zapatillas puestas, era una de las muescas necesarias para ir alcanzando la normalidad. Todo con una extremada precaución, como se vislumbra en la propia Behobia de hoy donde la mascarilla forma parte del vestuario de los más de 25.000 corredores. El incómodo tapabocas será imprescindible en bastantes y largos momentos del acontecimiento atlético. Por supuesto, en los traslados colectivos a la salida, en los momentos previos al pistoletazo y después de finalizar los 20 kilómetros... eso sí, tras el ratito de recuperación por el esfuerzo.
Este momento histórico -y trágico- vivido desde 2020 nos ha modificado los hábitos, también el de la práctica deportiva. Todo es más temeroso, quizá también el lanzarte a correr una prueba como la Behobia. La bajada de la participación es patente. Un 25% respecto a la edición del centenario, que bien es cierto tal circunstancia conmemorativa supuso un subidón de tal envergadura que propició la segunda mejor inscripción de la historia, no lo olvidemos. Pero habrá que analizar próximas Behobias para conocer con exactitud el alcance de lo sucedido.
Horario de las salidas 9.30: Atletas con discapacidad | 9.35: Rollers | 9.55: Élite mujeres | 10.00: Élite hombres | 11.40: Última salida, la número 19
Datos de la carrera 56 edición. 20 kilómetros (no homologada). 192 metros de desnivel positivo. Punto más alto: Kilómetro 7 (80 m). Tiempo máximo 2h 35 minutos desde paso por la salida. Inscritos: 25.376
Avituallamientos Serán 7 puntos. En el 3º (Km 9.5) y 5º (Km 13.8) además de agua se ofrece bebida isotónica
Mochilas La entrega en la Plaza Gipuzkoa (desde 7.30 horas) y en la salida (8.30 h). Recogida en la Plaza Gipuzkoa.
La barrera de los 30.000 atletas ha vuelto a alejarse. Sin embargo, todo es excepcional y la reflexión sociológica de lo que ha ocurrido o podría suceder hay que encerrarla en el laboratorio de las hipótesis. Yo me quedo ahora con ese pasito tan importante del regreso al asfalto más pateado en las 55 ediciones celebradas. El abrazo del regreso será más emotivo que nunca. El choque de manos, o de puños, o de codos, o el 'epa', o la palma en el corazón, o simplemente una sonrisa..., significará mucho más que en épocas anteriores.
Si el crono en la Behobia casi casi se convertía en un adorno, hoy más que nunca los valores clásicos de la carrera afloran con más fortaleza. El disfrutar es el verbo de moda en la reina de las populares. Y qué estamos haciendo sino disfrutar de la vida, de los momentos diarios. La Behobia es eso pero en forma de deporte. Por ello, una vez más desde estas líneas previas a la prueba, propongo que nadie arañe segundos a un crono que es marginal a costa de elevar nuestras pulsaciones de forma innecesaria, o exigir a nuestros músculos ya casi al límite. No forcemos el rostro -que provoca arrugas-, y apostemos por una amplia sonrisa para patear el último kilómetro, por el Kursaal y el Boulevard. De eso se trata. Esa debe ser la filosofía del popular.
El sufrimiento se lo dejamos a los que van a disputar la txapela. Estos párrafos van por ellos, que en esta carrera no son los más importantes. Dos ganadores en San Sebastián vuelven para batirse el cobre. Carles Castillejo (tres victorias) y Jaume Leiva (dos) parecen tener el elixir de la juventud y les gusta coleccionar aplausos y dar palmadas al público. No habrá que perder de vista al favorito Jesús Olmos, el aragonés ya merodeó el podio en 2019, ahora conoce la carrera y sus rivales tienen más edad. Si viene en forma y remata la distancia, atención al simpático frutero. Uno de los tapados es el madrileño Alejandro González. En sus piernas tiene un crono de 1h04 en medio maratón. Un buen aval.
Ese podría ser el cuarteto para el podio. Sin embargo, en las últimas ediciones Gipuzkoa ha tenido protagonismo. Iraitz Arrospide -ahora lesionado-, con dos segundos puestos, y el vencedor del pasado año Chakib Lachgar, marroquí pero formado en Gipuzkoa, han dado bellas pinceladas. Aitor Etxeberria, reciente ganador de los 15 kms, y Eneko Agirrezabal quieren ocupar el espacio dejado por Arrospide y pelear por un escalón del podio.
En categoría femenina la mirada se dirige hacia la berciana Nuria Lugueros, que llega tras una buena actuación (1h12) en el medio maratón de Valencia, pero ojo a la local Elena Silvestre, que con su reciente crono de 1h16 en un medio puede redondear una actuación de podio en una prueba que conoce bien.
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