El dueño de Mercadona mira de reojo la Behobia. Su mecenazgo ha permitido que Valencia se convierta en 'ciudad del running'. Sus pruebas tienen una calidad inmensa con participación de atletas de élite que es la envidia de casi todos
El dueño de Mercadona mira de reojo la Behobia. Su mecenazgo ha permitido que Valencia se convierta en 'ciudad del running'. Sus pruebas tienen una calidad inmensa con participación de atletas de élite que es la envidia de casi todos. No cuestiono que el ambiente de público en sus diferentes carreras es notable. Lo que ocurre es que la Behobia alcanza la matrícula de honor.
La apuesta de Valencia son las grandes estrellas del asfalto. La apuesta de la Behobia es el trato exquisito al popular y hacer que los aficionados formen parte de la fiesta. Las impresionantes imágenes aéreas de la zona del Kursaal, dos horas después de la llegada del ganador, eran la bomba. Un alargado y compacto pasillo de público seguía animando y aplaudiendo a los más populares. Eso no se paga con ningún cheque. Eso no se puede comprar. Eso es cultural, llevar el ADN de la Behobia muy dentro, el deseo personal de ser un granito de arena más para que la Behobia alcance una grandeza sin igual.
Y eso, además, sin el subidón que daría ver a un par de guipuzcoanos ganar en el Boulevard. Las estrategias de los favoritos saltaron ayer por los aires. A Chakib le pasó factura el kilometraje acumulado en las últimas semanas. Elena desconfió del potencial de la vencedora. No ganaron ellos. Vencieron dos catalanes pero el público les llevó en volandas sin preguntar de dónde eran.
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