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A. A.
Martes, 12 de julio 2022, 12:38
Dura y sobrecogedora. Así fue la confesión realizada este lunes por el cuatro veces campeón olímpico y estrella mundial Mo Farah. El admirado atleta de Reino Unido, condecorado con la Orden del Imperio Británico en 2013, reconstruyó su pasado en una entrevista en la BBC, confensando partes de su niñez y su llegada a las Islas que hasta el momento se desconocía. El excampeón olímpico reveló que fue llevado ilegalmente al Reino Unido con el nombre de otro niño para trabajar como empleado doméstico.
Farah declaró que el nombre de Mohamed Farah se lo dio la mujer que lo llevó al Reino Unido desde Djibuti, país del este de África, cuando el exatleta tenía 9 años. «La verdad es que no soy quien tú crees que soy», dice Farah en un reportaje que se proyectará el miércoles.
«La verdadera historia es que nací en Somalilandia, al norte de Somalia, como Hussein Abdi Kahin. Pese a lo dicho en el pasado, mis padres nunca vivieron en el Reino Unido. Cuando tenía 4 años mi padre murió en la guerra civil y mi familia quedó dividida», explica el atleta.
«Me separaron de mi madre y me trajeron ilegalmente al Reino Unido con el nombre de otro niño llamado Mohamed Farah», añadió el primer atleta británico en ganar cuatro oros olímpicos, que tiene en la actualidad 39 años.
«Me lo guardé durante mucho tiempo, pero es difícil cuando estás cara a cara con mis hijos y a menudo me preguntan 'papá, ¿cómo fue eso? Tienes siempre respuestas para todo, pero no la tienes para eso», admite Farah.
«Esa es la principal razón por la que estoy explicando mi historia. Quiero sentirme alguien normal y no como alguien que esconde algo», añadió.
Su esposa Tania declaró un año antes de casarse en 2010 que «había muchas piezas que faltaban en su historia» y que logró «agotarlo con preguntas» hasta que le reveló la verdad.
Durante el documental, Farah explicó que pensó que iba a vivir con familiares en el Reino Unido y que pasó el control de pasaportes con la identidad de Mohamed. «Tenía los contactos de mis parientes, pero una vez llegamos a su casa, la señora me los quitó, los rompió delante de mí y los tiró a la basura. Entonces me di cuenta de que estaba en problemas».
Farah acabaría diciéndo la verdad a su profesor de educación física Alan Watkinson y se trasladó a vivir a casa de la madre de un amigo, que se ocupó de él durante siete años.
Fue Watkinson quien pidió la ciudadanía británica para Farah, que recuerda el «largo proceso» por el que pasó hasta que obtuvo la ciudadanía británica el 25 de julio de 2000. Farah, que ha llamado a su hijo Hussein, como su nombre real, añadió: «A menudo pienso en el otro Mohamed Farah, el niño al que tomé la plaza en aquel avión. Espero realmente que esté bien».
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