Fernando Gajate, con la camiseta y el dorsal con los que disputó la última Behobia-SS, hace el gesto con el dedo de apoyo a Kirolean Errespetuz en Donostia. JOSE MARI LÓPEZ
Kirolean Errespetuz

«Lachgar me dará la txapela si gana»

Fernando Gajate, el atleta más veterano que disputó la última edición de la Behobia-SS a sus 80 años, aboga por erradicar las actitudes violentas en cualquier deporte

Enrique Echavarren

San Sebastián

Sábado, 30 de noviembre 2024, 01:00

Fernando Gajate nació en Zumaia hace 80 años. Reside en Donostia, en Puio. Casado y padre de tres hijas, Irene, Alaitz y Paloma, tiene cinco nietos. Estudió Arquitectura en Madrid y en su juventud jugó a fútbol, de lateral derecho. También a pala corta y ... paleta cuero. Desde hace «unos cuantos años» pertenece al club Donostiarrak de atletismo. Se entrena martes, jueves, sábados y domingos. «No me gustaba mucho correr distancias largas, me parecía muy aburrido. Prefería las carreras cortas, rápidas. Y salir al monte. Pero un día un grupo de padres me animó a tomar parte en la Behobia-San Sebastián. Solía participar en medias maratones y carreras de diez kilómetros, hasta que corrí mi primera Behobia en 1991. Tenía 46 años. Mi mejor tiempo de las treinta Behobias que he disputado es 1 hora y 29 minutos. Este año he terminado en 2 horas y 10 minutos. He sido el único atleta de mi edad que ha tomado la salida, aunque había dos de 79. Acabé en el puesto 33 en mayores de 71 años entre los 52 que tomaron la salida. Pensaba retirarme ya –ganó en 2015 y 2016 en la categoría de mayores de 70 años– y colgar de una vez las zapatillas, pero llegué a la meta con ganas de correr el año que viene. Durante el recorrido me acompañó mi amigo Luismi Uranga, de 67 años, compañero del club Donostiarra que vive en Oiartzun. Me pasaba agua para hidratarme y plátano para comer».

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La txapela de Lachgar

Gajate considera la campaña Kirolean Errespetuz, impulsada por este periódico con la colaboración de la Diputación de Gipuzkoa y el Ayuntamiento de San Sebastián, como un instrumento de trabajo muy válido para desterrar del deporte las actitudes incívicas. «Campañas como esta son necesarias para acabar con la violencia, sobre todo a edades tempranas. No echo la culpa a nadie, pero los padres son los primeros que deberían dar ejemplo. Hay algunos que desgraciadamente no lo hacen. No todos los niños son figuras. Cuando era chaval, los padres no venían a vernos jugar en la playa. Íbamos solos, nadie te animaba. En cambio, ahora, les visten antes de los partidos, si les pegan una patada vociferan, insultan al árbitro, no respetan nada. En nuestra época, nosotros mismos hacíamos de árbitros y no había incidentes. Los padres parecen no darse cuenta de que la violencia no conduce a nada».

«Los padres son los primeros que deberían dar ejemplo y, por desgracia, hay algunos que no lo hacen»

A su juicio, «se ha avanzado mucho en el intento de erradicar la violencia, tanto física como verbal, pero por desgracia sigue habiendo incidentes. Tengo dos nietos que juegan a voleibol y baloncesto, y en esos deportes no es habitual que se produzcan incidentes. Pero en el fútbol está a la orden del día. A los chavales hay que dejarles que jueguen solos y si se pelean, separarles y no pasa nada. Ese es mi punto de vista».

Cree que los niños «no deberían fijarse en ese tipo de malas conductas. He leído que la semana pasada agredieron a un árbitro en un campo de Donostia y eso no se puede consentir ni tolerar, bajo ninguna circunstancia. Erradicar la violencia no es sencillo, es una tarea complicada, pero los padres no deberían estar tan encima de sus hijos. Que les animen, sí, pero que no les riñan por cometer un error. Son niños y como tales se comportan en la vida diaria».

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Reconoce que «es un tema complicado porque los chavales de hoy en día se fijan en lo malo que ven en televisión, como las peleas entre jugadores, cuando lo ideal sería que mostrasen atención a las actitudes positivas. En el rugby, por poner un ejemplo, al acabar los partidos existe el tercer tiempo, en el que los equipos están juntos comiendo y bebiendo. Se olvidan de lo que ha pasado en el campo. Es un buen ejemplo a seguir».

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