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Ni el frío, ni la lluvia, ni el viento... Nada es capaz de frenar a la marea de corredoras que cada año por estas fechas llena las calles de Donostia para participar en la Lilatón. Este domingo, en la edición número 34, fueron 4.859 las mujeres que completaron los cinco kilómetros sobre el asfalto con salida y meta en el Boulevard de la capital guipuzcoana, con la irurarra María Lasa, en su segunda participación –fue segunda en 2022–, imponiéndose claramente con un buen crono de 17:20. Nerea Egia –ganadora en 2023– llegó a medio minuto. Y el tercer cajón del podio absoluto lo ocupó Itziar Ibarbia –tercera también el año pasado–, que llegó a minuto y medio de la vencedora.
No es la carrera atlética del año en la que más importe el resultado, pero lo cierto es que siempre existe ese pique por ver quién gana. 6.200 dorsales había anunciado el Atlético San Sebastián, club organizador, que había vendido. Los agotó antes que nunca. Era el récord absoluto en la Lilatón, que en 2023 ya había superado por primera vez las 6.000 inscritas. Sin embargo, el récord no fue completo. Las 4.859 mujeres que llegaron a meta –tomaron la salida 4.875– son menos que las 4.991 'finishers' de 2023. Lejos quedan, eso sí, los números de 1990, cuando fueron 130 las participantes.
El mal tiempo seguro que no ayudó, aunque la verdad es que las que se animaron se libraron de los grandes chaparrones que cayeron ayer en varios momentos del día. Tampoco les granizó a ellas. Pudo ser mucho peor. Paraguas abiertos en el instante en el que sonó el pistoletazo de salida, viento, frío –el termómetro no superaba los diez grados–. y rostros de ilusión cuando sonaba, como ya es tradición también, la banda sonora que el griego Vangelis compuso para Carros de Fuego. No todas llegaron unos minutos después al mismo arco con la misma cara. Se notaba el esfuerzo realizado. Pero había merecido la pena.
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La Lilatón es una carrera popular que «busca empoderar a las mujeres a través del deporte, promoviendo la salud, la inclusión y el trabajo en equipo». Son decenas las historias de superación que se ven cada año en esta fiesta deportiva y reivindicativa.
Fue bonito, por ejemplo, ver cómo entraban juntas en meta las hermanas hernaniarras Maitane (12ª) y Hoki Guerrero (13ª). Eran habituales del podio de esta carrera hasta la llegada de la pandemia. Y también cómo llegaban las cinco clasificadas en categoría handbike: Leire Troitiño, Ruth Álvarez, María Arrazola, Nagore Sáez y una clásica como Ane Asensio. También corrió, entre otras atletas habituales de la pista, la triplista Naroa Furundarena, medallista hace tan solo dos semanas en elCampeonato de España absoluto bajo techo en Ourense.
El grupo más numeroso fue, en esta ocasión, Jakintza Ikastola, con 130 mujeres participantes.
«Es una manera de que se nos vea. Durante la Lilatón nosotras somos las protagonistas», apuntaba Maider, una corredora habitual que no se ha perdido las últimas diez ediciones de la prueba donostiarra. «Lo que buscamos es la igualdad», afirmó.
Como Maider, eran muchas las corredoras que ayer defendieron la igualdad. En meta, paraguas en mano –abierto en algunos momentos y cerrado en otros–, los familiares y amigos, esos que ayer se dejaron la voz para animar a las participantes.«Todos los años vengo con mis dos hijas para que animen a su madre. Ya van haciéndose mayorcitas», decía Javi, fiel a su cita con el Boulevard y con la Lilatón.
Aunque la reivindicación principal era la de la igualdad, también se vieron banderas de Palestina y de Ucrania. Y a muchos grupos de mujeres abrazarse, besarse e incluso emocionarse –lágrimas incluidas– tras alcanzar el objetivo. «Hoy el reto era llegar. Nada más. ¿El tiempo? No lo sé. Me imagino que cuando llegue a casa lo consultaré por curiosidad, pero poco o nada me importa. Mis amigas me animaron a participar hace unos meses. He estado entrenando muchísimo y he cumplido. ¡Ya está!», afirmaba Leire, que se enfrentó ayer por primera vez a una carrera popular. «Si yo he podido, estoy segura de que prácticamente todas las mujeres pueden. Esto era impensable para mí hace unos años».
«En 2023 no la pude disputar porque me hice un esguince varias semanas antes», explicaba Miren, mientras que su amiga Rocío decía que «excusas, excusas. Aquí tenía que haber estado». Ya saben. Para 2025 no hay excusa que valga. La Lilatón seguro que volverá a ser una gran fiesta.
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