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La de Malen Ruiz de Azua (Arrasate, 17 de noviembre de 1995) ha sido la despedida soñada. Tras varios años rozando el premio gordo, la pertiguista guipuzcoana se proclamó el pasado 22 de junio campeona de España absoluta al aire libre por primera vez. Diez ... días después comunicó que ponía punto final a su carrera deportiva. Es la tercera mujer que más ha saltado en España (4,47 metros).
-¿Ha tenido algo que ver el hecho de conseguir el título en La Nucía?
– No, para nada. La decisión de dejar el atletismo, de dejar la competición de alto nivel, la tenía tomada desde hace incluso más de un año. Hace mucho tiempo que tenía claro que lo dejaría al acabar esta temporada. No es una decisión que haya tomado en caliente.
- El cierre ha sido bonito...
– La verdad es que sí. Ha sido maravilloso. Otros años había llegado mejor, más fina al Campeonato de España absoluto y ha sido esta temporada en la que he logrado ganar. Así es el deporte. Sabía que podíamos estar varias en la pelea. La de La Nucía es una chapuza de pista para los pertiguistas. La colchoneta está en un lugar en el que pega mucho viento. Y estaba claro que saltar 4,35 metros nos podía dar la medalla. Al final sirvió para que fuera finalmente de oro.
-¿Qué pensaba antes de la competición?
– 'Venga, Malen, va, disfruta. Que esta es la última'. Eso pensaba. Me intentaba motivar a mí misma. Salir de casa sabiendo que era mi último Campeonato de España fue una sensación rara.
-¿Con qué se queda de todos estos años compitiendo a gran nivel, con las mejores?
– Con las personas a las que he conocido. No tengo ninguna duda. Los resultados no han sido malos, para nada. Pero lo más importante son las amistades que he hecho.
-Repasemos... Cuatro veces campeona de España en pista cubierta, una al aire libre... ¿Ha contado cuántas medallas ha ganado en Campeonatos de España?
– Justo camino a La Nucía las fuimos repasando Jonathan Pérez, mi entrenador, y yo. Son diecisiete en total en categoría absoluta, teniendo en cuenta tanto la pista cubierta como el aire libre. Cinco de oro, ocho de plata y cuatro de bronce. Y, además, catorce en categorías inferiores, nueve de ellas de oro. También fui bronce en un Campeonato Iberoamericano. Han sido muchos años a un buen nivel.
-¿Qué nos dice de Jonathan Pérez?
– Él ha sido, sin duda alguna, una pieza fundamental en mi carrera deportiva. Han sido diecisiete temporadas juntos, más de media vida. Es un amigo. Al principio, como es lógico, la relación era simplemente de atleta-entrenador. Pero según fueron avanzando los años, y a pesar de nuestra diferencia de edad, nos hemos hecho grandes amigos. Comemos o cenamos juntos, en su casa con su pareja e hijas... Para mí es como si fuera de mi familia, aunque los apellidos sean diferentes. Uno de casa.
-Era su última atleta, ¿no?
– Así es. Solamente quedaba yo. Él también se toma ahora un merecido descanso. Dice que únicamente volverá si sus hijas quieren probar con el salto con pértiga.
- ¿Por qué empezó con el salto con pértiga?
– No sabía ni lo que era. No llegué a casa y dije que quería practicar el salto con pértiga. Participé en algunos crosses. Y se me daban bien. Empecé en la escuela de atletismo de Arrasate. Jonathan me vio al poco de comenzar y me hizo probar esta disciplina. Y hasta hoy.
-¿Se le queda alguna espinita clavada?
– No haber podido ir a un Campeonato de Europa. En 2021, estaba dentro del que se disputó en Torun (Polonia). De hecho, European Athletics sacó las listas de participantes y era una de las atletas que aparecía. Pero la Federación Española de Atletismo, que ya por aquel entonces empezaba a endurecer los criterios, me dejó fuera con el argumento de que no tenía opciones de pasar de la ronda clasificatoria. Pues sin Europeo me quedé.
-¿Ha soñado con ser olímpica en alguna ocasión?
– Nunca ha sido un objetivo, pero es cierto que en 2021, en los de Tokio, estuve cerca de entrar. Cuando entendimos cómo funcionaba el nuevo sistema de clasificación, con puntos para un ránking obtenidos en 'meetings', quizás ya era tarde. Sin viajar mucho fuera en busca de competiciones para sumar puntos vimos que estaba cerca. Y llegó el Campeonato de España de aquel año, en Getafe, y todo salió mal. Me quedé cerquita. Pero, insisto, nunca ha sido algo que nos hayamos planteado como un objetivo real.
-Aunque haya sido una decisión reflexionada y no tomada en caliente, ¿qué le lleva a dejar el atletismo con tan solo 28 años cuando sigue siendo competitiva?
– Han sido años intensos. Me lo he pasado muy bien, pero también ha habido momentos duros. Este deporte lo es muchas veces. Me faltan motivaciones. Y siento que ahora voy a dar más yo de lo que voy a recibir. Me lo seguido pasando muy bien en las concentraciones, pero la realidad no era esa. Llegaba a Arrasate y me veía sola entrenando, muchos días con lluvia... No es fácil. Piensas muchas veces si merece la pena tanto esfuerzo.
-¿Y ahora?
– No tengo nada en mente. No sé vivir sin deporte, así que seguiré practicando lo que sea. Pero ya con otra mentalidad. Y si un día me apetece quedarme en el sofá en vez de ir a entrenar, pues lo haré.
-¿Volverá a competir?
– Si mi equipo, el Valencia, me pide que salte en alguna jornada de la Liga de clubes, no tendré ningún problema en hacerlo. Iré a entrenar unos días, y a saltar. Pero lo que no quiero es que sea una obligación diaria. Eso ya queda atrás.
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