Una velada rápida y en altura

Hoy por la tarde, en el Gran Premio Ciudad de Segovia, los dos velocistas guipuzcoanos más rápidos de la historia se enfrentarán por primera vez en una competición al aire libre. Aunque parezca mentira y se entrenen en la misma pista (el Miniestadio de Anoeta), nunca habían corrido el uno contra el otro durante la temporada estival.

20.77 es la marca de Calbano en el doble hectómetro, por 21.06 de 'Ferni'. Eso sí, visto cómo destrozó el récord de Gipuzkoa de 100 de Valentín Rocandio (10.45 desde 1988) hace dos semanas, el margen de mejora del polivalente esprínter es amplio. De hecho, es el 200 la distancia que prepara. «Lo del 100 fue una sorpresa». La salida no es su fuerte.

Los dos atletas de la Real Sociedad están capacitados más que de sobra para bajar hoy de los 21 segundos. Será, sin duda, una velada rápida y en altura. Segovia está por encima de los mil metros por encima del nivel del mar, lo que ayuda a los velocistas y saltadores, razón por la que allí también compite hoy la donostiarra Irati Mitxelena (longitud).

Tanto el pupilo de Oskar Ezker (Calbano) como el de Valentín Rocandio (Fernández) son conscientes de que el récord de Euskadi está en sus piernas. Y hoy es un buen día para volar. También saben que coincidir al mismo tiempo sobre el sintético les ayudará a ser mejores. «Los dos queremos ser los más rápidos. No solo vamos a competir contra el crono, sino el uno contra el otro», admite el lezoarra.

'Ferni' es un todoterreno de la velocidad. Llegó a ser campeón de España sub20 de 400 cuando vestía la camiseta del Atlético San Sebastián. Ahora tiene 24 años y la apuesta firme por los 200 metros ha llegado este curso. Suele llegar en patinete eléctrico a la pista desde Zuatzu, donde trabaja. Habría que ver si es capaz de ir más rápido corriendo que sobre el scooter, aunque solo sea durante unos metros...

Calbano, en cambio, es un novato. Tiene 22 años. Fue en 2022 cuando empezó a tomarse en serio el atletismo. Ya lo había practicado antes, pero se tomó un tiempo haciendo otros deportes. Siempre había sido rápido. Confía tanto en su entrenador que no duda a la hora de coger a diario el bus en Bergara poco antes de las 9.00 para llegar a la estación de autobuses de Donostia una hora después. Ahí deja su bici, con la que llega al Miniestadio. «Prefiero venir todos los días porque Oskar me ayuda a correr mejor y también con las sesiones de gimnasio». Después, vuelta a casa y a la universidad, a Arrasate.

Son muy diferentes, pero se llevan bien. Tienen algo en común: los dos son rapidísimos. Hoy, en Segovia, primer cara a cara.