Que Ricky Rubio tiene un gran talento es evidente. Que ya lo demostraba cuando era un niño y debutó en la ACB, también. Pero es que, además, es un jugador que ha sabido ganar una guerra que tenía contra él mismo. Salvo en la final y contra Serbia, no considero que la selección española de baloncesto haya ofrecido su mejor juego; recuerdo mejores versiones en campeonatos en los que la medalla de oro se ha resistido. Sin embargo, la diferencia pienso que ha estado en que quien llevaba la batuta y ponía orden, en este caso, era Ricky. Cuando el equipo estaba en apuros, no le temblaban las manos.
Cuando pienso en las últimas citas internacionales, más allá de las enormes actuaciones de Pau Gasol, se me viene a la cabeza un nefasto recuerdo: los defensores del base catalán ni se molestaban en tratar de evitar sus tiros, le 'flotaban', Ricky Rubio no suponía una amenaza exterior para sus rivales... Y no solo ocurría con la selección española, también le pasaba en la NBA. Esta situación, que se hacía cada vez más evidente según avanzaban los partidos con España, le hacía perder la confianza. Y, cuando se veía solo y con tiempo para pensar, lejos de mirar el aro como haría prácticamente cualquier otro base (y a veces incluso pívot), buscaba el pase porque creía que iba a fallar. Pero que te 'floten' también provoca que las opciones de completar un buen pase sean peores. Es lógico: al resto ya no les defienden cuatro jugadores, sino cinco.
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Número de tiros de dos y tres intentados en la temporada 2011/12 (primera en la NBA, con 41 partidos):
94 y 389.
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Número de tiros de dos y tres intentados en la temporada 2013/14 (82 partidos jugados):
670 y 133.
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Número de tiros de dos y tres intentados en la temporada 2018/19 (en 68 partidos):
730 y 254.
Pero, por suerte, Ricky Rubio ha sabido darle la vuelta a la situación a base de preparación (no solo física; también mental) y de echarle valor al asunto. A pesar de que las circunstancias personales, fallecimiento de su madre incluido, no han sido las mejores en muchos momentos, ese joven niño con un talento descomunal se ha convertido en un tirador fiable, que no duda y que, gracias a ello, ahora es capaz de encontrar más huecos para pasar.
Ricky no es ahora únicamente el mejor asistente (al menos por número) de los Mundiales de baloncesto, sino que también es el hombre que Scariolo elige para tirar los tiros libres tras técnicas de los rivales. Y que haya llegado a eso es porque se lo ha currado. Ahora confía en él porque ha ganado esa guerra que tenía contra él mismo; ha derrotado al Ricky Rubio que no confiaba. Y eso, sin duda, es digno de admirar. Si falla, le da igual porque vuelve a intentarlo.
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