En el fútbol Leo Messi o Cristiano Ronaldo; en el tenis Roger Federer o Rafael Nadal; y en el baloncesto Michael Jordan o Kobe Bryant. Son unos pocos elegidos.

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Son mentalidades diferentes. Triunfar por encima de todo. Son los mejores y lo saben. Pero esa ... forma de ser crea enemistades o enfrentamientos entre compañeros. Y por eso sus carreras no son siempre un camino de rosas.

Michael Jordan fue rechazado en el primer entrenamiento del primer equipo de su instituto y fue relegado a un júnior de menor nivel. Este 'no' le marcó, tal y como explica en su libro 'Mi filosofía del triunfo' y fue lo que le hizo sacar su vena ultracompetitiva. Esta mentalidad se observa durante gran parte del documental de Netflix 'The Last Dance', en el que llegó a ser motivo de risa una de sus frases más repetidas: «Eso fue todo lo que necesité para motivarme». Tras seis anillos con los Chicago Bulls y una carrera deportiva llena de triunfos y jugadas espectaculares se convertiría en el mejor jugador de la historia. No admito debates.

Kobe Bryant llevó su competitividad a otro nivel. 'The Black Mamba' le llamaban. Sucesor e idólatra de Jordan. Existía mucho paralelismo entre ellos. Incluso se movía igual por la pista. Consiguió ser la superestrella de Los Angeles Lakers y batir récords de anotación de una franquicia histórica. El carácter de Kobe le jugó alguna mala experiencia con algunos de sus compañeros de equipo, tal y como podemos ver en el 'Redeem Team', documental sobre la EEUU de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Era un satélite. Imponía incluso a superestrellas como LeBron James o Carmelo Anthony. Y creía que él solo podía batir a todos.

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Detrás de cada deportista de élite hay alguien que marca. Phil Jackson marcaría las carreras de Kobe y Jordan con su estilo y filosofía, tanto de juego como de vida. Les hizo ver que sin el equipo no ganarían y que debían ser los primeros en dar ejemplo como líderes del grupo. El entrenador conocido como el Maestro Zen, debido a su práctica del budismo, ha comentado en más de una ocasión lo complicado que es gestionar y convivir con este tipo de estrellas, pero una vez que encajó todo fueron los mejores años de su carrera.

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