![Ricky Rubio lidera el vuelo de los Suns, quintos en el Oeste (6-3)](https://s1.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/201911/11/media/cortadas/rubio8-k3OB-U90666982795zFE-624x385@Diario%20Vasco.jpg)
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En Arizona se respiran aires de renacimiento. Las 19 victorias y 63 derrotas de la campaña anterior dibujaron un paraje desértico en la pista y las gradas. La ilusión de contar con el número 1 del Draft de 2018 e ídolo universitario local DeAndre ... Ayton no fue suficiente. El joven pívot bahameño se unía a la estrella de la franquicia Devin Booker. La afición soñaba con un despegue con la pareja de estrellas emergentes. El batacazo fue terrible. Mordieron el polvo. Sus actuaciones personales producían estadísticas pero no victorias. De la misma forma, un plantel con jóvenes promesas no terminó de cuajar. Los Suns parecían un escaparate de talentos que esperaban una oferta mejor para huir y prosperar. Marquese Chriss, el crotata Dragan Bender o Josh Jackson son algunos ejemplos de talento sin explotar que pasaron sin pena ni gloria, aún verdes para competir.
El cambio germinó en verano. Los Suns se hicieron con los servicios de Ricky Rubio, Dario Saric, Aron Baynes y Frank Kaminsky y se deshicieron de los jugadores menos comprometidos para dar las riendas a un nuevo entrenador. Monty Williams aterrizó vía Philadelphia, donde participó de manera activa en el 'Proceso' de desarrollo de talentos en los 76ers, que tras años de formación y paciencia aspiran a todo en el Este. Allí coincidió con Saric, pero descubrió a la piedra filosofal de su proyecto en el sofá de su casa. El Mundial FIBA de China encumbró a Ricky Rubio. El de El Masnou lideró a una selección española debilitada por bajas y renuncias, les hizo creer y exprimió sus fortalezas para hacerles campeones del mundo. Mientras el base alzaba el trofeo de MVP entregado por Kobe Bryant, Monty se frotaba las manos.
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La química nace en los entrenamientos. Williams dedicó sesiones especiales para la vuelta de Ricky de vacaciones. Devin Booker y DeAndre Ayton debían adaptarse a la batuta de un director, un concepto hasta la fecha desconocido para ellos. Booker era una máquina anotadora que necesitaba poseer el balón en todo momento y Ayton era un baluarte al que les costaba nutrir de balones. El trío que forma la columna vertebral de Phoenix comenzaba a carburar y la presencia de Rubio infundía respeto en la joven plantilla de Arizona. Un veterano en el que compararse y un líder en entrenos y partidos.
El conocimiento del juego de Rubio le confiere los galones de entrenador en pista, la prolongación de Williams. Una de las primeras declaraciones de Rubio antes de la temporada hablaba de un cambio de mentalidad. Para el base, ser jóvenes no le valía de excusa para no ganar partidos. Ganar es el fin y la generosidad es el camino. Ricky ha llevado el mensaje al vestuario. Ha regalado calma, control y un clima de trabajo ganador a su equipo. En la cancha, su ideario ya lucía en pretemporada. Los Suns recobraban un estilo parecido al de la 'Era Nash'. En la temporada 2004-2005 el coach Mike D'Antoni llevó el 'Run & Gun' a su máximo esplendor. Ataques que se dinamitaban en 7 segundos. Un ritmo diabólico. Un 'Ferrari' ofensivo que conducía el base canadiense con jugadores rápidos como Shawn Marion o Amare Stoudemire que revolucionó la élite (62 victorias) pero que en las siguientes temporadas no prosperó en playoffs por lesiones y momentos poco afortunados.
Los Suns de 2019 recuerdan aquellos cimientos, adaptados a la actualidad. Phoenix puede presumir de una plantilla muy joven, fresca de piernas, rápida, versátil y con capacidad para anotar rápido y desde la distancia. Ayton es una torre que garantiza el rebote. Ricky lanza la contra o la transición si es viable. Imprime velocidad cuando hace falta. Booker, Oubre Jr, Saric o incluso Ayton corren con soltura la pista y saben finalizar. Si no es posible, Rubio genera una primera ventaja vía bloqueo directo y la movilidad ofensiva de sus compañeros se traduce en continuaciones, cortes o reemplazo de espacios para tras un pase certero, atacar. Marca el tempo. Si aún así la defensa contraria resiste, los Suns comparten la bola. Ahora son altruistas y pacientes. Saben que el momento les llegará. Son más selectivos. Buscan tiros librados. Si no los encuentran, Devin Booker desatasca cualquier situación. Los Suns anotan con facilidad y tienen un arsenal escondido. La más temida, la artillería móvil que castiga desde la línea de tres. Mikal Bridges, Tyles Johnson o el rookie Cameron Johnson les dan velocidad y tiro desde el banco. Saric y Kaminsky son interiores con tiro exterior y conocimiento del juego y Kelly Oubre Jr es aún un diamante de polivalencia y talento con un techo por descubrir.
En la vuelta hacia la canasta propia, Ricky vuelve a liderar. Esta vez la defensa. Aunque el catalán ya no asfixia ni es tan frenético como en sus inicios, sigue siendo un defensor de élite. Entiende como nadie las posiciones en ayuda. Ahora arriesga menos en los robos de balón pero controla mejor sus impulsos. Su ejemplo se contagia. Todos defienden y en ataque todos pasan. El mensaje ha calado. Los más felices, sus compañeros. Devin Booker registra hasta ahora su inicio más efectivo, con porcentajes de tiro casi inalcanzables. Su travesía en el desierto le convirtieron en una estrella maldita. En cuatro años, cuatro entrenadores y 60 compañeros nuevos han pasado por un proyecto perdedor. Capaz de alcanzar los 70 puntos en un partido, era acusado de individualista. Hoy es un jugador nuevo. Desde la llegada de Rubio su vida en pista ha cambiado y ha declarado que nunca antes había tenido tantos tiros librados. Esto se ha traducido en 25,8 puntos por encuentro con un 54,5% en tiros de campo, un 53,2% en triples y un 92,9% en tiros libres. Marcas inauditas en los primeros nueve encuentros. Ojo, tiene tan solo 23 años.
Rubio también ha destacado sobremanera. Hasta anoche (victoria ante los Nets: 138-112), pertenecía al selecto 'Club del 7', que junto a LeBron James, Luka Doncic, Giannis Antetokounmpo y Russell Westbrook promediaba al menos 7 puntos, 7 rebotes y 7 asistencias. Sus números a día de hoy son 13,6 puntos, 8,6 asistencias, 6,8 rebotes y 1,8 robos por encuentro, con un 41,6% en tiros de campo, un 37,5% en triples y un 86,7% en tiros libres. Está en la élite de la NBA en asistencias (4º), robos de balón (10º) y en el 'más-nenos' (8ª). Con aún 72 partidos por jugar en el horizonte, los Suns han llegado a casi un tercio de las victorias alcanzadas en el curso anterior. Si esto parece poco, cabe recordar que DeAndre Ayton, el pívot estrella de los Suns, ha sido suspendido por la Liga para 25 partidos por tomar un diurético no autorizado. Solo ha jugado un encuentro. Su retorno podría elevar aún más el vuelo de Phoenix.
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