Ante las adversidades es necesario buscar alternativas. Y en ese sentido, el Super Amara Bera Bera ha sabido salir de maravilla de una situación complicada en la que se ha visto inmerso a lo largo de estos últimos meses. O por lo menos, de momento, así lo parece. Con el cambio de temporada, el club con sede en Bidebieta decidió pasar de tener una plantilla de dieciséis jugadoras a una de quince con el aliciente de pagar once mensualidades en vez de diez, una decisión que obligaba a tomar decisiones a la hora de confeccionar la nueva plantilla. Finalmente, se optó por no renovar a Mirene Moreno en el extremo izquierdo y apostar por Sara Gil a pesar de llevar arrastrando problemas en su codo derecho desde finales de octubre de 2020.
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El cuerpo médico de las donostiarras confiaba en su recuperación a lo largo del verano para empezar el curso en condiciones pero el tratamiento conservador al que ha sido sometida no ha dado los resultados esperados. Es más, todo hace indicar que la catalana tendrá que pasar por el quirófano.
Por todo esto, Imanol Álvarez se vio obligado a convertir a una jugadora al extremo y la elegida fue Laura Hernández. «El míster me lo consultó antes de renovar y acepté la decisión», cuenta la ilicitana. «Aunque fiché de lateral, a lo largo de estos dos últimos años he tenido que jugar en el extremo por diferentes circunstancias», añade, «y estoy contenta con la decisión, que no me pilla de nuevas porque es una posición que he ocupado tanto en la selección como en el Elche». Prueba de ello son los doce goles que ha anotado en las dos primeras jornadas. «Al principio me costó cambiar el chip pero estoy rindiendo bien», continúa, «aunque todavía tengo margen de mejora».
En el plano colectivo, Hernández reconoce que «el equipo está bien», sobre todo porque la victoria en Granollers -la primera de esta campaña- sirvió para espantar los fantasmas aparecidos en el debut contra Málaga. «Necesitábamos que se viera reflejado en la pista todo el trabajo que veníamos haciendo desde la pretemporada», insiste. «Cambiamos el sistema defensivo (del 6-0 al 5-1) y pudimos ser más nosotras mismas. Esa agresividad atrás nos permitió recuperar balones y correr, que al final es nuestro juego», dice.
Por otro lado, y en cuanto al próximo rival se refiere, Laura insiste en que «contra Elche va a a ser un partido complicado. Es cierto que tiene un equipo nuevo que todavía está por engrasar, con gente joven, pero seguirá haciendo su defensa tan particular que mete en aprietos siempre a cualquiera», explica. «Así que tendremos que defender fuerte, con intensidad, y plantear un buen ataque, con paciencia, que nos permita superar su presionante defensa y encontrar huecos», concluye la jugadora de 25 años.
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La capitana, que sufrió una pequeña fractura de los huesos propios de la nariz el pasado 19 de agosto en el amistosos contra el Bayer Leverkusen, ya ha empezado a entrenar pero su presencia este sábado (18 horas, Gasca) ante el Elche está prácticamente descartada.
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