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Pasados unos días desde la consecución de la séptima Copa de la Reina por parte del Super Amara Bera Bera, es momento de analizar una edición, la XLIV, que en lo deportivo ha brindado un buen nivel pero que en lo organizativo ha dejado más ... sombras que luces. Y eso que tanto la ciudad elegida para disputarla, Málaga, como el escenario, el Palacio de Deportes Martín Carpena (con una sonorización perfecta y un juego de luces impresionante), invitaban a pensar que se podría tratar de un torneo para el recuerdo. Para nada ha sido así. Más bien todo lo contrario. Porque muchos de los allí presentes, por no decir la mayoría, hemos vuelto desilusionados. Nos esperábamos más, mucho más.
Igual porque todavía guardamos en el recuerdo la gran experiencia vivida el año pasado en Illunbe, donde durante todo el fin de semana se vivió una auténtica fiesta en torno al balonmano femenino. Fijaos si salieron bien las cosas que incluso fuentes de la Federación Española, encargada del evento junto al club anfitrión, la tildaron como «la mejor» de todas las disputadas hasta la fecha.
¿Dónde estuvo la clave del éxito? En que más allá del espectáculo deportivo, que al final es el 'quid' de la cuestión, se crearon diferentes espacios de ocio, todos muy atractivos, que sedujeron al público tanto local como visitante. Una fan zone con bar y animación variada cada día (Dj, hinchables para los más pequeños, juegos relacionados con el deporte o freestyle) y diferentes ponencias en las semanas previas invitaron a que entre 2.500 y 3.000 espectadores acudieran a la plaza de toros cada jornada.
Pues bien, nada de lo anterior se ha repetido en Málaga. Nada. Es más, me atrevo a decir que los viandantes ajenos al evento que pasaron por los aledaños del Martín Carpena entre el viernes y el domingo no tenían el más mínimo conocimiento de que ahí dentro se estuviese jugando una competición de este calibre.
Eso por no hablar del poco público -no han querido dar el dato pero no superaría los 1.000 cada día- o de la falta de educación de las personalidades dentro del pabellón. Durante los partidos del Costa del Sol Málaga, todos los políticos andaluces inundaban el palco con orgullo. En primera fila, para que se les viera por la tele. Así fue el viernes y el sábado, hasta que el equipo local perdió su semifinal. A partir de ahí, ya nunca más se les volvió a ver. Recuerdo como si fuera ahora mismo la imagen de Tati Garmendia y Fernando Diez Mintegi viendo la otra semifinal contra el Guardés completamente solos. ¡Qué tristeza y qué mal ejemplo!
Sea como fuere, la mejor de las noticias es que la Copa vuelve a Gipuzkoa en 2024, y pueden estar tranquilos que no va a defraudar. El Bera Bera, como ya demostró en la edición del año pasado, será un organizador de 10.
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