Vincenzo Nibali baja del set de la Rai en Messina, donde este miércoles anunció que se retira esta temporada. EFE
Ciclismo

Vincenzo Nibali dice adiós y echa el cierre a una era

El 'Tiburón' elige la llegada del Giro a su Messina natal para anunciar que se retirará a final de temporada

IÑAKI IZQUIERDO

Jueves, 12 de mayo 2022

Los tiburones del Mediterráneo salieron a la superficie a rendir honores a uno de los suyos. Vincenzo Nibali (Astana) se retira. A los 37 años, un gigante del ciclismo dice adiós. Llegó a casa, a Messina, para despedirse. «Este es mi último Giro y esta, ... mi última temporada». Con Nibali se cierra una época. El ciclismo ya es solo de los jóvenes. El 8 de octubre colgará la bici en el Giro de Lombardía, un escenario a la altura de su grandeza y se irá de la mano con otro de su misma estirpe, Alejandro Valverde (Movistar), que se retirará a los 42 años no sin antes oír el repicar de las campanas de la iglesia de la Madonna del Ghisallo por última vez.

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Nibali es uno de los siete ciclistas en toda la historia que ha ganado las tres grandes. Dos Giros (2013 y 2016), un Tour (2014) y una Vuelta (2010). Solo pueden decir lo mismo Jacques Anquetil, Eddy Merckx, Felice Gimondi, Bernard Hinault, Alberto Contador y Chris Froome.

El anuncio no cogió a nadie por sorpresa. Vincenzo Nibali eligió el escenario con detalle. En Messina, en la via Giuseppe Garibaldi, a un paso del puerto desde el que salió a los 16 años hacia el norte, en busca de fortuna. Recaló en Pistoia, en la Toscana de Gino Bartali, y conoció la soledad del emigrante. Y triunfó. Se va después de 18 temporadas como profesional y con 54 victorias.

«Los últimos 130 kilómetros de la etapa,por las carreteras donde empecé, han sido extraños, han tenido algo mágico, de viaje atrás en el tiempo»

Nibali es un grande de la historia, una leyenda. Su palmarés es impresionante, pero lo que le elevó a las alturas fue su forma de entender el ciclismo, siempre al ataque y con una aspiración estética. La búsqueda del triunfo a través de la belleza ha sido su impronta, quizá contra pronóstico porque no estaba llamado a ser tanto un estilista como un ciclista de voluntad y hambre. No lo ha sido. Ha tenido, como todos los grandes campeones, una determinación fuera de lo común, un afán de victoria salvaje, pero siempre ha buscado dejar su firma.

Una bandera en el pecho

Como en la Milán-San Remo que ganó en 2018, quizá su obra maestra. Con aquel ataque maravilloso en el Poggio, lleno de fuerza, sutileza y gusto por la historia, como ha sido su ciclismo. También ha ganado dos veces en Lombardía, la 'clásica de las ojas muertas'. En la primera, en 2015, una bandera italiana volando por culpa del viento fue a posarse en su pecho al cruzar la meta. El destino. La historia del país, de un ragazzo del sur que emigra al norte y triunfa en el Lago de Como, el kilómetro cero de la Italia rica.

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Dos décadas después de aquel primer viaje desde Messina al norte, Nibali ha vuelto a casa para decir adiós. No por casualidad. Tampoco por casualidad acudió a hacer el anuncio a los micrófonos de la Rai. Como él, la Rai es Italia, un país que por lo demás no existe. Habló en italiano, no en siciliano. Le llamó por teléfono Sonny Colbrelli en directo y hubo lágrimas, teatro y farsa. Una de esas escenas magníficas que solo dominan los italianos.

«Pienso que es normal, que ha llegado mi momento después de tantos años, desde muy joven buscando hacerlo siempre lo mejor posible»

Se va Nibali y se acaba el ciclismo italiano. En un país que adora el drama, no puede hacerse una lectura menos rimbombante. Ningún equipo en el World Tour, ausencia de figuras... Se irá Valverde en Lombardía y se acabará el ciclismo español. Palabrería. De esa pasión llegarán los nuevos. El ciclismo siempre ha resurgido y resurgirá en sus viejas plazas fuertes, también en Euskadi, donde no se ha prodigado mucho Nibali (ha corrido cuatro veces la Itzulia y tres, la Clásica de San Sebastián).

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Comienza la gira de despedida de un gigante. Este miércoles le dijeron adiós los demás tiburones del estrecho de Messina. A partir de hoy, los tifosi de todos los idiomas de Italia y del mundo. El único que no le animará es su padre, Salvatore, que le pide que no se retire.

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