El 4 de septiembre de 2019, Mikel Iturria entraba con los brazos en alto en la meta de Urdax y conseguía su único triunfo profesional. Una victoria que vale una carrera. El urnietarra era el más listo y el más fuerte de la etapa y ... con un ataque por las endiabladas carreteras de Iparralde cruzaba la muga y levantaba los brazos en la meta navarra, una victoria emotiva, de gran significado para un ciclismo vasco en dificultades desde la desaparición del antiguo Euskaltel. El modestísimo Murias repetía hazaña (el año anterior había ganador Óscar Rodríguez en La Camperona) y lo hacía en las carreteras de casa.
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La victoria resumió lo mejor de Mikel Iturria. Un motor formidable y un cambio inteligente de táctica. De escalador, a cazador. Por su nivel, entendió que con los grandes iba a sufrir en montaña pero que tenía argumentos para resolver escapadas de calidad en recorridos duros. Aunque el equipo prefería esperar al día siguiente con meta en Bilbao, el urnietarra impuso su idea de que su etapa era la de Urdax. Y no falló.
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Se impuso en una escapada con nombres como Jonathan Lastra, Lawson Craddock, Benjamin Thomas, Gorka Izagirre –que estos días corre su última carrera profesional en China– Rémi Cavagna o Alex Artanburu. Ese triunfo parecía asegurar la continuidad del equipo Murias en el pelotón y debió hacerlo, pero la irrupción de otro proyecto y la falta de apoyos no evitó su desaparición ese mismo año.
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