Protesta del ciclismo vasco en el ciclo-cross de Lezama, el fin de semana.
Ciclismo

En todas partes cuecen habas

La asamblea de la Guipuzcoana se celebró ayer sin avances, pero ecos de problemas graves llegan de toda Europa, incluida Francia

Jueves, 28 de noviembre 2024, 01:00

«Lejos de la efervescencia olímpica, el ciclismo amateur vive días complicados. Con presupuestos cada vez más reducidos, los presidentes de los clubes luchan por ver un futuro para su deporte». Así arrancaba esta semana una crónica del diario L'Equipe, que podría trasladarse palabra ... por palabra al ciclismo aficionado vasco, con la crisis de la organización de carreras en Gipuzkoa como síntoma más agudo y grave. La asamblea de la Federación Guipuzcoana se reunió ayer en Donostia, pero no se constatan avances en el problema con la organización de carreras.

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Parece que la realidad da la razón al refrán de que «en todas partes cuecen habas». Mal de muchos no supone consuelo alguno, pero lo cierto es que el ciclismo de base sufre problemas serios en toda Europa, en contraste con la cada vez mayor pujanza de los grandes equipos del World Tour.

Aunque Francia sigue conservando la mejor estructura de ciclismo de Europa –con cuatro equipos World Tour, un calendario élite incomparable y mucho nivel en categorías formativas–, también hay problemas al norte del Bidasoa. L'Equipe relata que «el ciclismo amateur, pilar de la formación de los talentos franceses, atraviesa una profunda crisis. Cierre de equipos, reducción del número de carreras entre jóvenes, falta de voluntarios». Una cantinela que suena muy familiar.

No es algo nuevo. Los equipos de aficionados vascos que frecuentan el calendario galo, constatan año tras año que el modus operandi de las organizaciones es muy diferente. La seguridad y la presencia de policía y de vigilancia de los cruces es mucho menor que en el calendario vasco. Es algo que a los ciclistas, acostumbrados a los estándares de las carreras guipuzcoanas, les sorprende.

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El reportaje explica que organizar una carrera se está convirtiendo en un lujo que pocos pueden permitirse. Cita al presidente de un club de la Vendeé, que relata que «las especificaciones impuestas por la Federación nos cuestan demasiado. Si no encontramos otro modo de funcionamiento, no veo cómo podremos salir de esto». En el fondo, es lo mismo de lo que se quejan los organizadores guipuzcoanos, acosados por el incremento de las exigencias y del coste consiguiente.

El deporte francés en general está que trina con las autoridades deportivas del país, que ha aplicado un programa de recortes presupuestarios generalizados. No faltan voces que poco menos que lamentan la celebración de los Juegos Olímpicos, por sus consecuencias a posteriori. «La depresión es real. Estamos en una montaña rusa. Después de comprobar este verano que el deporte era uno de los pocos pilares capaces de unir a los franceses, asistimos a un abandono post-olímpico generalizado», lamenta Philippe Bana, presidente de la Federación Francesa de Balonmano.

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El conflicto en el ciclismo guipuzcoano no tiene visos de solución. Como dice el refrán, «en todas casas cuecen habas; y en la mía, a calderadas».

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