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Todo es posible en Bretaña, una tierra de leyendas, pero ni el rey Arturo, ni los caballeros de la mesa redonda, ni el mismísmo mago Merlín parecen suficientes para conseguir que Chris Froome (Israel) gane su quinto Tour de Francia. Se romperá así ... una de esas secuencias misteriosas del deporte que alimenta la mitología. Los cuatro ciclistas que han ganado cinco veces el Tour iniciaron la conquista de su última victoria en estas tierras del Finisterre galo de donde parte el sábado la edición de este año: Jacques Anquetil, en 1964 saliendo de Rennes; Eddy Merckx, de Brest en 1974; Bernard Hinault, de Plumelec en 1985 y Miguel Indurain, de Saint-Brieuc en 1995.
No se repetirá ahora con Brest y Froome, porque aunque el británico es el único ciclista de la historia con cuatro Tours –están los pentacampeones y hay tres corredores con tres victorias (Philippe Thys, Louison Bobet y Greg Lemond)–, sigue sufriendo las consecuencias de la caída del Dauphiné de 2019 y ya ha dicho que este año no ganará. Pero también, que quiere su quinto Tour.
Ese objetivo parece alejado de toda lógica. A los 36 años y con las secuelas de esa gravísima lesión, no falta quien se pregunta por los motivos de esa obstinación. Froome lo explica en una excelente entrevista que publica 'Velo Magazine', del grupo ASO, la empresa organizadora del Tour: «No lo necesito en absoluto. Podría terminar mi carrera en este mismo momento y disfrutar de la vida con mi familia, sin todo ese trabajo duro sobre la bici y fuera de ella, pero no he regresado desde tan lejos, hasta el nivel que he alcanzado, si bien no es todavía el que deseo, solo para decirme a mí mismo que he conseguido volver a correr tras el accidente. Sobre todo, quiero decidir yo mismo cuándo terminar en el ciclismo. No quería retirarme por una caída y dejar el deporte contra mi voluntad. Después de recibir la luz verde de los cirujanos para volver a montar en bici y saber que puedo recuperar completamente mis facultades, la cuestión de la continuidad de mi carrera no me la planteé más. Lo voy a conseguir».
No ganará en 2021, pero la salida desde Brest también es un guiño a Froome. Regresa al Tour tras su lesión y la carrera sale de la misma ciudad de donde partió en su debut, en 2008. El Tour sale de Brest por cuarta vez en la historia (también lo hizo en 1952 y 1974), la séptima desde Bretaña, que es el corazón ciclista de Francia, con 200 clubes, más de diez mil licencias y de 1.200 carreras al año. Y patria chica de campeones, entre ellos cuatro ganadores del Tour que suman once triunfos: Petit-Breton (2), Robic (1), Louison Bobet (3) e Hinault (5).
Froome conoce la historia, pero marca su propio camino: «No me interesa la forma en que se han retirado los grandes campeones. Unos prefirieron dejarlo en la cima y otros, alargar su carrera todo lo posible. Siempre he visto mi carrera como un bloque de mi vida dedicado al ciclismo y no estoy todavía al final de ese bloque. Voy a seguir llevando más lejos mis límites y a luchar por mi objetivo de ganar un quinto Tour».
El británico aclara que «no es una cuestión de ego. Mi motor son los logros, los éxitos. Deseo realmente un quinto Tour para alcanzar lo alto de la tabla. Si no lo logro, si debo poner fin a mi carrera sin volver a ganar, no será un problema. No soy de los que piensan que deben dejar un legado. Mientras disfrute con lo que hago, lo seguiré haciendo».
No sería extraño ver a Froome descolgado de los mejores desde el primer día, en el complicado final de Landerneau. Ayer, antes de emprender viaje a Brest, insistió en que va «para ayudar al equipo lo mejor que pueda. Será una experiencia fantástica para mí, me emociona volver al Tour y espero que pueda acercarme a mi mejor nivel. Lo ideal sería ganar una etapa, pero eso es secundario porque el objetivo número uno será proteger a Woods. Así que pueden esperar verme cargando bidones durante las próximas semanas».
En 2008 en Brest era un neoprofesional que debutaba enrolado en las filas del Barloworld, en una época aún azotada por el dopaje. El pasaporte biológico entró en vigor aquel mismo año. Solo once ciclistas de aquel Tour siguen en activo, de los que cinco volverán a estar en la salida: Valverde, Cavendish, Nibali, Gilbert y el propio Froome. «Increíble. Adoro este deporte. Es brutal, duro a todos los niveles, pero es lo que me hace levantarme todas las mañanas. Su dificultad es lo que hace tan bello el ciclismo».
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