Ciclismo moderno, ciclismo eterno

Pogacar y Vingegaard piensan en París, pero es imposible dejar pasar una oportunidad así. Imposible y contraproducente. No están en juego unos segundos, ni las bonificaciones. Está en juego el ciclismo. El moderno comparado con el eterno. La misma cosa, la misma dimensión. Merckx no guardaba nada. Como Coppi. Tampoco Hinault perdonaba en estas. Indurain y Anquetil actuaban de otra manera... sin dejar de ser imparables cuando estaba en juego lo verdadero.

Miles de aficionados animan en El ViveroVer 41 fotos

Los grandes no se esconden en las grandes ocasiones. Arranca Pogacar, el osado, el fenómeno. Si alguien había cometido la equivocación de creer que UAE es un equipo de dos cabezas, Pike Bidea desmonta esa opción. Aunque Adam Yates gana la etapa con brillantez, trabaja para el esloveno desde el primer día, desde que la carrera entra en un terreno reservado a los elegidos. Responde Vingegaard, cauto de momento, firme al igual que hace un año y frío como siempre. Hace un buen rato que Enric Mas ha dicho adiós tras caerse en el descenso del Vivero. El Tour es cosa de dos mientras no se demuestre lo contrario.

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B. V.

No hay carreras de entrenamiento para ellos. El peor resultado de Pogacar esta temporada es el cuarto puesto en la Milán-San Remo. Acabó tercero en el E3 belga, como en Bilbao. El resto, son triunfos: Jaén, Vuelta a Andalucía, París-Niza, Tour de Flandes, Amstel Gold Race, Flecha Valona y los dos campeonatos de Eslovenia, el de contrarreloj y el de fondo en ruta. Una caída le impidió llegar a la meta en la Lieja-Bastogne-Lieja. La novena posición de Vingegaard en el parque de Etxebarria llega tras sus victorias este año en Camiño, Itzulia y Dauphiné. El tercer puesto en la París-Niza es su peor resultado. Ninguno de los dos sestea. Euskadi es testigo privilegiado.