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Iñaki Izquierdo
Sábado, 29 de junio 2024, 07:43
YSale de Florencia, como hará cualquier año el Giro de Italia, y termina en el Boulevard de los Ingleses, frente a hotel Negresco, como hace ... cada mes de abril la París-Niza, pero es el Tour. La 111ª edición será distinta a todas las demás porque por primera vez desde 1903 no terminará en París, pero bajo ese manto novedoso se irá extendiendo una carrera con las señas de identidad clásicas de la prueba francesa.
El mayor cambio es el paso temprano por los Alpes, con el Galibier esperando en la cuarta etapa. Los organizadores podrían haber elegido las rutas de la Milán-San Remo y la autopista de las flores para regresar a Francia por el camino más cómodo, pero eligieron hacerlo a través de las montañas, decisión que a buen seguro hoy lamentan porque Tadej Pogacar (UAE) puede acabar con Vingegaard (Visma) en la primera semana. Pero, obviamente, los responsables del recorrido no sabían cuando lo presentaron en octubre del año pasado que el danés se iba a caer con estrépito en la Itzulia y se presentaría en la salida de Florencia en medio de un mar de dudas. La crono del viernes y la etapa de los caminos de tierra de Troyes el domingo cierran una primera semana para intentar hacer daño.
El Tour no acabará en París por la coincidencia con los Juegos Olímpicos (del 26 de julio al 11 de agosto). Este evento exige exclusividad de recursos materiales, de seguridad e infraestructuras de transporte y alojamiento en la capital y hace inviable que la ronda acabe en los Campos Elíseos. Concluirá en Niza, donde se deshará el empate a dos victorias entre Vingegaard y Pogacar, las dos últimas del danés y las dos anteriores del esloveno.
Además de la salida en Italia y la llegada fuera de París, otra novedad importante de esta edición es que vuelve a terminar con una contrarreloj indidivual. La última vez que lo hizo, en 1989, fue un drama nacional en Francia. Laurent Fignon cedió el maillot amarillo en los Campos Elíseos a Greg Lemond por solo ocho segundos, la menor diferencia de la historia.
Las dudas sobre el momento físico de Vingegaard se añaden al diseño del recorrido, medido para favorecer la revancha de los dos grandes. Un trazado de montaña rebajada y dos contrarreloj -sesenta kilómetros en total- equilibraba las fuerzas entre los dos grandes, sobre el papel, viendo la superioridad en montaña del danés en las dos últimas ediciones. También servía para poner una pista de aterrizaje atractiva a Remco Evenepoel (Soudal) en su debut en el Tour. A Primoz Roglic (Bora) cualquier recorrido le viene bien y no hará ascos al encontronazo temprano con el Galibier, que se subirá por la vertiente menos dura, para llegar a Valloire, previo paso por Sestriere y Montegnèvre. El gigante Galibier, sin embargo, no será la cima más alta de la carrera, honor que recae en la Bonette, con sus 2.802 metros, en la etapa 19.
Tras la primera fase de montañas, se ha diseñado una contrarreloj en la séptima etapa, entre Nuits-Saint-Georges y Gevrey, de 25 kilómetros, llanos hasta el repecho de kilómetro y medio que lleva a la meta. En la novena llegará la trampa del sterrato, con 14 tramos de caminos de tierra antes de llegar a Troyes. Tras la primera jornada de descanso el Tour enfilará hacia el Macizo Central, con una llegada en Le Lioran, después de unos últimos 40 kilómetros explosivos con cuatro puertos.
El tránsito de los Pirineos será llevadero este año, pese a que tendrá dos finales en alto, en Saint Lary-Pla de Adet y Plateau de Beille, el primero de ellos previo paso del Tourmalet por Luz Saint-Sauveur. Será el punto culminante de la segunda semana de carrera.
Antes de volver a los Alpes, dos llegadas para aventureros darán un último respiro previo a la traca final junto al Mediterráneo, con tres días importantes. La carrera volverá a tocar el macizo alpino con una jornada con meta en la cima de Isola 2000, en la 19ª etapa. Al día siguiente, Alpes Marítimos, mucho más suaves y tácticos, con perfil París-Niza. La 20ª llegará al Col de la Couillole y el Tour acabará 24 horas más tarde con una contrarreloj entre Mónaco y Niza de 35 kilómetros con dos cotas montañosas, La Turbie y el Col d'Èze.
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