Todas las fotos apuntan al mismo blanco

Cambian, y tampoco tanto, el lugar y la fecha. De inicios de mayo a finales de junio. Del Piamonte a la Toscana. Pero la previa del Giro y la del Tour se parecen como nunca. En la presentación de hace dos meses en el Castello del Valentino de Turín primaba el color rosa y este jueves, en Florencia, entre el Palazzo Vecchio –ayuntamiento de la ciudad– y la Piazzale Michelangelo, había concesiones inéditas en Italia al amarillo. Pero todos los focos perseguían al mismo blanco. El gladiador que domó toda fiera que le salió a su paso camino al circo de Roma reina hoy con mano dura en el imperio ciclista. La unanimidad de las quinielas abruma. La más lapidaria de ellas, la del director del Groupama, Marc Madiot: «El Tour se decidirá en tres o cuatro días, Pogacar va a reventar a Vingegaard».

Por mucho que este jueves sonriera a diestro y siniestro, el esloveno mete miedo. En el descenso de Krutzeta, en la cuarta etapa de la Itzulia, junto con el líder del Visma se fueron al garete los pronósticos igualitarios que presagiaban emoción. La duda ha residido desde entonces en si el ganador de las dos últimas ediciones se presentaría o no a la salida, no en si puede o no ganar. Casi nadie cree en el milagro después de doce días de hospitalización, rotura de clavícula y varias costillas y un neumotórax. Uno de los más contundentes a la hora de verbalizar la sensación generalizada ha sido Bernard Hinault. «Si puede ganar el Tour de nuevo este año, yo ya no entiendo nada de ciclismo».

Si Vingegaard representa las dudas, Pogacar encarna el esplendor. Dice haber llegado a Florencia en mejor forma que la que le llevó a imponerse en seis etapas del Giro y la general final. Chris Froome, el ciclista que después de la hazaña de Pantani en 1998 más cerca estuvo de hacer doblete en Giro y Tour –fue tercero en París tras haber conquistado el rosa previamente en 2018–, ha declarado que «si hay alguien capaz de conseguirlo, es él». «Se podría decir que está en el pico de su carrera, pero, conociéndolo, creo que puede ir más lejos. Le encanta su disciplina, entrenar y vencer a sus rivales», se entusiasma su primer entrenador, Miha Koncilija, que lo vio por primera vez cuando tenía ocho años. Y si a su descomunal talento individual se le suma que presenta un formidable equipo... «El UAE es como el Real Madrid del Tour», ha llegado a bromear Remco Evenepoel.

Pogacar acaparó este jueves el protagonismo total de la presentación y él mismo se ocupó de jalear al público con un gesto de brazos arriba en pleno escenario, al más puro estilo ídolo de masas. Quiere dominar la escena desde el primer día. Sacó su móvil del bolsillo y se metió al público en él haciéndose varios selfies con los asistentes de fondo.

Ya gana a su más directo rival en cuanto a cuota de pantalla. Su presencia en el plató duró más que la de Vingegaard. La organización parece haber entendido que él y nadie más es el reclamo de la carrera y le hizo obsequio de un cuadro donde venía enmarcado un maillot blanco –de mejor joven– con el número '72' por el número de días que lo ha portado y un mensaje de agradecimiento.

Poco después de que UAE abandonara el tablado, llegó la hora del Visma-Lease a Bike, pero la entrevista fue más escueta, no hubo regalo y los decibelios de la ovación no se dispararon del mismo modo. Pogacar, sin gorra y con gafas puestas cual estrella del rock. Vingegaard, con el rostro y los ojos al descubierto y las gafas subidas a su gorra. Poses y caracteres diferentes.

Al menos el esloveno reveló este jueves un pequeño secreto que denota vulnerabilidad. Confesó que tuvo covid-19 hace diez días. «Caí enfermo hace diez días. Tuve covid, fue un pequeño momento de duda, pero me he repuesto bien y estoy plenamente recuperado», declaró con serenidad. «No fue muy mal. Solo fue un resfriado, que pasó bastante rápido», relató. «El covid ya no es tan virulento como antes, sobre todo si ya has tenido el virus anteriormente. Lo tuve una vez, puede que dos, no me acuerdo», añadió.

El campeón del Tour en 2020 y 2021 cayó enfermo durante una concentración de entrenamiento en Isola 2000, en Francia. Paró su actividad «un día completo antes de retomar la bicicleta, primero en interior y luego ya al aire libre». No ha sido el único contratiempo que ha perturbado su preparación, que por lo demás consideró «perfecta»: el fallecimiento de su abuelo. Viajó por ese motivo a Eslovenia, para asistir al funeral.

No son motivos suficientes como para enfocar la foto hacia otro lado. Es el gran favorito. La pregunta es: ¿El único?

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