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Como tener el paraíso a las puertas de tu casa. Así se debieron de sentir los guipuzcoanos amantes al ciclismo el día en el que el Tour de Francia salió de San Sebastián en 1992. Hace 28 años, el 4 de julio, la ronda gala arrancó en la capital donostiarra con una etapa prólogo que se llevó Miguel Indurain (Banesto). El ciclista navarro había ganado un año antes su primer Tour y llegaba en el mejor momento de su carrera tras conquistar el Giro de Italia meses antes.
La afición local, entregada a Indurain, abarrotó las calles de Donostia y celebró emocionada su victoria. Resultó igual de complicado encontrar un hueco para ver en acción al navarro que moverse de un punto a otro de la ciudad. El circuito de la contrarreloj que dio inicio a aquel Tour transcurrió por el Centro y el Antiguo. Arrancó en Alderdi Eder y la meta se situó a la altura del hotel María Cristina. Fueron ocho kilómetros sin muchas curvas en un asfalto seco. Pese a las primera previsiones, reinó el tiempo soleado y no llovió.
Desde las nueve de la mañana se cerraron los accesos a la ciudad para los vehículos privados que eran desviados a aparcamientos disuasorios localizados en las entradas a San Sebastián, aunque a la hora de la verdad no alcanzaron ni el 50% de su ocupación. Lo que sí se utilizó, y mucho, fue el transporte público. La gente se movió, sobre todo, en tren. La estación del Topo de Easo y la del Norte estuvieron desbordadas durante toda la jornada, con especial atención entre las dos y media y cinco y media.
Jean Van Popel a las 16.10 horas fue el primer ciclista en entrar en escena y hubo que esperar hasta las 19.27 horas para ver rodar al último corredor. Al más esperado. A Indurain. El de Banesto, vestido de amarillo, no defraudó. Completó el recorrido en un suspiro. Tardó 9 minutos y 22 segundos entre los aplausos y ánimos de los espectadores.
Al día siguiente el Tour volvió a salir y terminar en la capital guipuzcoana con una etapa muy similar a la de la Clásica. Esta vez la meta se situó en el Kursaal y el francés Dominique Arnould (Castorama) fue el primero en cruzarla. Indurain perdería el maillot amarillo aquel día, pero lo recuperaría más tarde. El 6 de julio de 1992 la 'Grande Boucle' repetería salida desde San Sebastián, pero esta vez rumbo a los Pirineos. Fueron tres días en los que Donostia acogió la prueba ciclista más importante del mundo. Cinco años después vendría el Mundial. Pero esa es otra historia.
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