La hora de mirar por el retrovisor

Es una gozada ver dentro de un Tour un duelo de esta categoría. No hay etapas que no impliquen en la pelea a grandes campeones de tú a tú, que demuestran su clase y su fuerza a estas alturas de sus carreras deportivas. Van llegando jóvenes que aprietan, pero estos grandes corredores saben aprovechar sus oportunidades y deparan un espectáculo como el de ayer.

Otra vez hubo detalles. Se volvió a comprobar la importancia de llevar a gente por delante. Es algo que a mí, como director, me parece fundamental. Recuerdo una etapa de la Vuelta a España en mi etapa como director del equipo Euskaltel cuando el objetivo era colocar a Egoi Martínez como líder. La estrategia era mandar por delante a Alan Pérez para que luego ayudase a Egoi. Se metieron como habíamos planeado y logramos el liderato, lo que fue un hito muy importante para el equipo.

Ya como director del Euskadi-Murias también fue muy importante esta estrategia en la etapa que conseguimos ganar con Óscar Rodríguez también en la Vuelta a España. Aquel día mandé por delante a Eduard Prades, para calmarle y llevarle bien al navarro en la última subida y que pudiera concentrarse en desplegar su fortaleza. Así lo hicimos y salió a la perfección. Las etapas en que decidíamos buscar un objetivo yo siempre las planteaba mandando a corredores por delante.

La etapa de los favoritos dejó una imagen clara. Hasta el momento, Vingegaard solo había tenido que estar pendiente de Pogacar, pero le ha llegado la hora de mirar por el retrovisor. Evenepoel está fuerte y puede empezar a pensar que tiene opciones de disputarle el segundo puesto del podio al danés, sin conformarse con el tercero que ahora mantiene.

Yo estoy muy, muy contento con verle al belga ahí. Me generaba muchas dudas y aunque todavía quedan tres días espectaculares –hoy también es una etapa complicada, pero pienso sobre todo en las tres últimas– se le ve fuerte y convencido. Chapeau por él. Vingegaard no puede descuidarse.

Solo el 50% de los equipos han ganado en lo que va de Tour. Eso significa que hay muchos nervios y mucha prisa por ganar. La realidad es que tener éxito en el Tour es pisar el podio o ganar una etapa. La realidad es que los que no lo logran no consiguen su objetivo. Luego se pueden hacer valoraciones de cómo se ha peleado o cómo se ha estado en carrera, pero la nota real para un equipo World Tour es ganar una etapa, la general o estar en el podio, que en el Tour vale casi como un triunfo.