Los Vosgos llegan en plena resaca deportiva y emocional. No hay paracetamol suficiente para paliar el destrozo causado por semejante golpe de efecto. Hoy barruntábamos la posibilidad de que algo pudiese ocurrir camino de Saint-Gervais, pero sobre todo apuntábamos a la crono como el ... día clave donde pudiésemos descubrir una cierta desigualdad. De nuevo tablas, día de descanso y llegó el martes. Hoy lo puedo contar. El martes por la mañana me cité en Vitoria con un buen amigo. Persona que ya no solo por su condición de técnico, sino por su relación directa con el 'team' amarillo, invita a la necesidad de escuchar. «¿Y hoy qué?». Así fue mi pregunta, neutra y sincera. Su respuesta fue tajante. «Jonas le mete tiempo a Tadej. La balanza está clara», respondió.

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Como en casa etapa, pero siendo crono aún con más interés, me puse frente al televisor tablet en mano. Referencias, apuntes, notas técnicas. Con la salida de Van Aert cambiaba la tendencia, comenzaba la fiesta. De menos a más y sin empotrarse. Números claros de una crono en progresión. La verdadera referencia para todo el mundo. En todo momento sin quitarme de la cabeza las palabras de mi amigo, esperaba ansioso el inicio de la crono. El resto ya os lo sabéis. Una cosa es confiar y otra el resultado final. Yo ya puedo decir que vi la crono de Luxemburgo de Miguel y la de Passy de Vingegaard.

De un cúmulo de emociones contenidas se ha dado paso a la liberación de hipótesis imaginadas. En varias ocasiones les he hecho referencia a la ficción, este es uno de esos casos. Ni sabemos ni posiblemente sepamos nunca qué es lo que ocurrió, pero ¿y el juego que nos está dando?

Desde el 'yo creía' al 'yo pensaba', el caso es que los que no son seguidores del danés y su equipo aún siguen sin encajar lo ocurrido. Fantasmas con atuendo de ignorancia vuelan los mentideros de barra. Cómo nos gusta criticar los logros o las exhibiciones de los que no son nuestros. Considerémoslo deporte nacional.

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He llegado a escuchar que el año que viene Ayuso ha de ser de la partida. Estamos menospreciando a un ciclista, para mí el más completo del mundo ahora mismo, que en el mes de abril se rompió la muñeca y ha llegado sin competir al Tour. El joven alicantino, por su parte, volverá este año a la Vuelta, y a partir de ahí veremos. Es cierto que el Tour 2024 comienza mañana por la noche, pero de ahí a vaticinar cambios... Roglic también perdió un Tour de manera dramática la víspera de París y ahí sigue el artista.

Hoy espero que los Vosgos corten la resaca. Mientras el amarillo tiene dueño, vamos a ver que pasa con el resto. Primero, si Pogacar está en condiciones de poder gestionar su renta y después seguir de cerca la maravillosa batalla en el top5. Mucha historia por escribir. Dos hermanos buscan el podio, un niño precoz trata de lograr la gesta en su primer Tour, Pello quiere rematar lo que comenzó en su casa... ¿Quién da más?

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No me digan que no es fascinante. O es que igual nos habían acostumbrado a demasiado caviar y ostras. Que quieren que les diga, yo soy más de tortilla de patata con cebolla. Nada mejor para un menú en una sociedad gastronómica y una buena sobremesa. Nueces, queso y membrillo, Y café, mucho café. El mejor escenario para un podcast o reportaje, ejercicio de sinceridad. Lo que no se pueda extraer en ese escenario puede que se enquiste en el interior.

Mañana será hora de hacer balance. Hasta entonces, y como digo a diario, será hora de disfrutar de esta gran jornada que nos espera. Ayer Mohoric dedicó un nuevo triunfo a Gino Mader. Justo, muy justo, pero con gran sangre fría aguantó hasta el último momento y metió el golpe de riñón de la victoria. Confianza y oficio. Qué maravillosas son las fugas de calidad, de quilates, de experiencia. La de ayer sí que era una fuga de caviar y cava.

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